Pronto Artemisa contará con una planta para la obtención de harina de yuca, un alimento muy apreciado en América Latina y que se presenta como una alternativa viable para la sustitución de la harina de trigo, la cual importamos para la realización del pan y sus derivados.
En la Empresa Cítricos Ceiba (ECC), ubicada en Caimito, laboran en el montaje de la línea de producción y la preparación del local: dos brigadas de constructores e ingenieros trabajan sin descanso para concluir la obra este febrero.
El nacimiento de un sueño
La ECC ha centrado sus esfuerzos en el fomento y consolidación del polo productivo Ceiba, con 2 081 hectáreas (ha).
“Bajo cosecha unas 9 ha de yuca, suficientes para el inicio. Dentro del total de tierras, tenemos un programa para la siembra de la yuca; como mínimo en un año debemos sembrar 300 ha para mantener la industria, con un rendimiento de entre 8 y 10 toneladas (t) por ha”, explicó Alejandro Valdés, director general de la ECC.
“Esta tecnología fue donada por el Proyecto de Apoyo a la Agricultura Sostenible (PAAS) y desde el mes de junio estamos inmersos en el proceso de montaje y los ajustes tecnológicos.
“El donativo comprendía las piezas principales, pero no las cintas transportadoras. Gracias a la sapiencia de los obreros hemos ido dándole solución a todo. La otra parte la asumen constructores”.
Al no tener la capacitación pertinente, las adecuaciones han debido hacerse sobre la marcha. Según declaró el directivo eso ha originado variaciones en todo el proceso y ha sido un aprendizaje muy útil.
En este sitio se ha respirado creatividad y mucho trabajo en equipo. Un total de 16 hombres han sido artífices indiscutibles de este propósito.

Hombres entre hierros para harina
Los hombres laboran. Corren las chispas de la soldadura, llega alguien con café y el ruido se detiene. Entre risas se comparte la bebida tibia como un pedacito de calor para el alma.
Este sueño lleva el nombre de la Mipyme Kto Construcciones, una brigada integrada por diez personas: tres trabajadores por cuenta propia y siete miembros de la empresa.
“Ante la escasez de materiales de construcción ha sido difícil cumplir los plazos, pero eso no nos amilana. Estamos en la recta final”, declaró Orestes Leiva Leiva, administrador único de la nueva forma de gestión.
La parte civil quedará concluida, si se mantiene el flujo de materiales, entre el 15 o 20 febrero. El suelo debe comenzar a entrar en cantidades pequeñas y lo iremos colocando donde nos sea posible.
“En recursos ahora lo tenemos todo: la parte eléctrica, las redes hidráulicas y el piso, que está contratado en su totalidad, pero entra en pequeños volúmenes.
“Nuestra mipyme tiene años de experiencia en esta rama y en la obra la comunicación ha fluido; nos apoyamos con ideas o recursos. El gran objetivo es terminar”.
Otro nombre que todos conocen es el de Yosvany Fraga, quien se desempeña como soldador mecánico; la brigada en este apartado la integran seis hombres en total y también hay ingenieros.
“Como el sistema no vino completo hemos ido adecuando las máquinas con bandas transportadoras confeccionadas acá, para que sea un engranaje perfecto”.
La jornada inicia a las seis de la mañana y se detiene sobre las 4:00 p.m., incluso un poco más tarde cuando ha sido necesario.
“Ahora estamos en función de la instalación final de las máquinas, para hacer el flujo general y realizar una puesta en marcha», concluyó.

La materialización del propósito
Cuando la industria inicie tendrá una capacidad de 200 a 1 200 kilos por día. La tecnología en pleno uso permitirá obtener alrededor de una tonelada de harina, tras procesar dos de yuca fresca.
El tubérculo traído desde el campo pasará por la limpieza con agua, de ahí a un tanque donde unas aspas le retirarán toda la cáscara. La yuca pelada irá a un sinfín; el siguiente paso será un triturador y luego los sacos colectores, donde la masa se prensará hasta retirar un 15 por ciento de humedad.
“En el siguiente nivel llegará a otra trituradora y al proceso de secado en el horno, a unos 400 grados. Finalmente quedará solo el envasado, luego de un proceso decantador”, añade Alejandro Valdés, el director.
Se aprobaron siete millones de pesos para el proyecto, que incluye las obras relacionadas con la construcción civil y todas las partes que no trajo el equipamiento, así como la capacitación de los trabajadores.
“La segunda parte es la construcción de un horno de biomasa para poder sustituir el horno de generación eléctrica, que por supuesto abaratará los precios de costo. La idea es llevar este producto a la mesa del cubano”.
Harina de yuca: boom o tabla salvadora
La yuca es un alimento muy completo, rico en carbohidratos y le da energía al cuerpo. Su harina se emplea en la fabricación de alimentos. Dentro de las recetas más populares destacan el casabe, la tapioca, el cake y las croquetas.
Para nadie es un secreto la situación con la harina de trigo en Cuba y la también conocida como mandioca es un excelente sustituto. La fórmula permite la mezcla de ambas para obtener pan, galletas y pastas. A su vez sirve de alimento animal.
Entre sus beneficios está el mejoramiento de la disposición física y mental, puede ayudar a combatir la diabetes, regula la presión arterial y favorece la pérdida de peso.
Sin lugar a dudas este producto es muy necesario y útil. También es una forma ideal de completar el ciclo de producción y el fomento de la agricultura circular.
Antes de terminar febrero el sueño es prácticamente una realidad, pero ¿cuál es el destino final?
“El primer sitio será la tienda de venta del municipio, la industria alimentaria y también la venta en divisa”, expuso Valdés.
Quedan no pocos escollos por vencer, echarla a andar es solo el inicio. Deben garantizarse los volúmenes de siembra para que la industria no se detenga. Viendo lo positivo, el camino ya está trazado para que la harina de yuca pueda ir, del campo, a la mesa del cubano.
