No son suficientes las palabras cuando se intenta reconocer y agradecer a una mujer, toda entrega, como Caridad Barredo, la Caruca de la Empresa Confecciones Textiles Ariguanabo, centro que lleva tatuada su dirección certera, durante tantos años.
Gladys Martínez Verdecia, integrante del Buró Político y Primera Secretaria del Partido en Artemisa, condujo el reconocimiento, cargado de emociones por quien concedió su vida a la Revolución, al Partido y al organismo que representa.
Conmovedor encuentro, en presencia de los familiares y de los cuadros principales de la provincia que le ovacionaron por más de cinco minutos, en compensación a la trayectoria laboral y revolucionaria de la homenajeada.
El amor de Caruca por las confecciones textiles comenzó cuando apenas tenía 15 años y hoy se jubila con 78. Nadie mejor que ella para contar la historia de la Industria Ligera en Cuba, porque también ayudó a la nacionalización y fue pilar imprescindible en cada proceso de transformación.
Hoy Caruca no cuenta con la frescura de los años mozos, no obstante, se jubila con un caudal de experiencia y sabiduría que está dispuesta a seguir entregando.
Lo dejó claro durante el homenaje: “Estoy en San Antonio, seguiré en las confecciones, permaneceré en el Partido hasta que me muera y seguiré aportando mientras me lo permitan”.
En crónica, perfectamente hilvanada, el periodista y escritor Reinier del Pino, se sumó a los elogios a la Hija Ilustre de San Antonio de los Baños:
“…si Fidel en su misión / le estrechó un abrazo un día, / es porque Fidel sabía / que ella era Revolución, / porque la supo bastión, ejemplo, esencia vital, / su proeza laboral, / no fue la hazaña de un gesto, / sino, mantener el puesto de Vanguardia Nacional…
“El descanso es merecido / a quien la vida comparte, / pero la aguja se parte / y el hilo está resentido. / Un nudo nos ha nacido, / no queda bien la costura, / aunque la senda segura / dejó con su itinerario, / siempre será necesario / un cuadro de su estatura…
“Hija Ilustre, así te dijo / la ceiba, el río, el poeta./ Te recibe cada nieta, / cada bisnieta, tu hijo… / pero queda un amasijo / de amor que de ti se adueña / porque la vida se empeña / y con el oro que has dado, / está tu nombre bordado / en el alma artemiseña”.