La Máster en Ciencias, Maricela Torres Bello fue directora provincial de Educación en Artemisa durante la etapa inicial posterior a la fundación, hoy nos aporta su parecer sobre la experiencia y el testimonio de sus esencias como educadora.
-Soy graduada de maestra primaria y de Defectología en la especialidad de Logopedia, trabajaba como metodóloga en la otrora La Habana y al crearse la provincia de Artemisa vine como jefa de departamento de la Educación Primaria, así comencé, fui metodóloga de Lengua Española y subdirectora provincial de Educación antes de ser la directora».
Asumir en 2014 la dirección provincial de Educación representó una responsabilidad grande en una etapa bastante compleja.
Hacía poco tiempo nos habíamos instituid como provincia. El trabajo era duro pero se cumplió gracias a los educadores y trabajadores que estaban que me rodeaban.
Tenía que prepararme para dominar las especificidades de cada enseñanza. Todo lo que que tengo de educadora lo deposité en la tarea encomendada. En cada uno de los municipios estaba el apoyo de todos los directores municipales y de sus equipos metodológicos, junto a los maestros y educadores.
Resultó una gran experiencia asumir en esa etapa difícil. Comenzaban los laboratorio en secundaria básica y preuniversitarios; faltaban maestros en esas enseñanzas y tuvimos que solicitar apoyo a otras provincias, en especial de Pinar del Río. Fue sobre todo una etepa de crecimiento.
Como pedagoga siento que mi contribución se centra esencialmente en la educación especial. Laboré como metodóloga provincial, también como logopeda; fui directora de escuela, después subdirectora municipal de educación en Caimito. Cumplí misión internacionalista en Venezuela, como asesora de misoiones educativas y todo eso me preparó para nuevas tareas.
La educación como una de las grandes conquistas que tiene nuestro país, creo que debe mantenerse en alto. Primero que todo, la formación ideal de los maestros. Su preparación ha de ser constante.
Cuando existe un maestro preparado que ama lo que hace, la comunidad le admira y le sigue,y entonces puede contribuir a la formación de valores, la responsabilidad y la virtud del hombre nuevo. Ser ejemplo para sus discípulos es la clave.
No solo se llega a ser maestro por vocación desde la primera juentud, existen personas, otros profesionales no pedagogos de formación, que llegados de otras áreas del conocimiento han demostrado ser buenos docentes. En la provincia nos han faltado maestros en diferentes asignaturas y han colaborado personas de otras áreas conocimiento y lo han hecho de manera excelente, desde esa relación intersectorial muy positiva en estos tiempos.
A pesar de haberme jubilado siento orgullo de ser educadora y agradezco haber escogido esta profesión. Enseñar me hace ser. También siento alegría de pertenecer a esta provincia y a su clautro.
Existen resultados positivos y otros que mejorar, siempre cuando escucho o veo en las redes, en los medios, que suceden cosas alentadoras, recuerdo cuando se fundó la provincia y éramos concientes de enfrentar un reto grande en la educación de Artemisa.
Hoy, a quince años de creada la provincia nos satisface los resultados de trabajo que ostenta la escuela pedagógica o el IPVCE.
Ojalá sigamos teniendo buenas noticias. Hay que esforzarnos más cada día por tener mejores resultados, porque nuestros maestros sean los mejores y que haya una relación escuela comunidad como siempre hemos soñado.
Los tiempos no son los mismos, la sociedad ha cambiado, pero yo creo que el reto mayor de nuestra provincia es continuar preparando y superando a cada uno de nuestros maestros de aula, para que cada día los niños y los jóvenes, los adultos; salgan mejor formados, sean las personas o los profesionales que necesitamos.



