En la finca del productor Julián Leal Muñoz nada se logra por obra y gracia del Espíritu Santo. Ninguna deidad prepara las tierras, abre los surcos, planta las semillas y recoge los frutos. Son los hombres y mujeres de la Cuba real quienes emprenden cada jornada esta misión. Güireños todos, conocedores de los campos y de la inmensa maravilla que de ellos brota.
Imagina el visitante que es así, y no de otra manera, solo con estrechar las manos callosas de los obreros y las de su líder. Manos que producen desde hace algún tiempo alimentos para el pueblo de una manera eficiente y con calidad. Rendimientos que colocan a una provincia y sus tierras rojas, como el mejor polo productivo agrícola del país.
La Santa Ana posee una extensión de 22 hectáreas (ha.) de tierra, destinadas a los cultivos varios y una caballería para la cría de cerdo. En estas áreas, cuyo prestigio trasciende los límites impuestos por la geografía, dan la bienvenida a los amigos bajo un almendro de sobrada edad.
El árbol es testigo de cuanto consejo sobre agroecología y buen manejo de los cultivos ofrece Don Julián; y solo después de escuchar sus lecciones de agricultor experimentado, usted recorrerá aquellos lares para comprobar la efectividad de su experticia o ahondar sobre algún nuevo proyecto, porque siempre hay novedades aquí.
Desde Güira llega el cerdo criollo
Hace tres años recibió la indicación de levantar un coto porcino, con apoyo del Ministerio de la Agricultura, para la multiplicación de cerdos de capa oscura en esta región. Hasta la fecha de aquí han salido más de 500 ejemplares. Una parte destinada a la reproducción en la zona, aunque el mayor número se dispuso para la venta a la población del Consejo Popular Cajío, lugar donde está enclavada la finca perteneciente a la Cooperativa de Créditos y Servicios Frank País García.
Con escasa experiencia en porcicultura, comenzaron con diez cerdos y ahora tienen 30 en reproducción. Según explica Julián, como su alimentación puede estar completamente libre de piensos, utilizan algunos excedentes de cosecha: cepas de plátano, yuca, maiz y por supuesto, el palmiche.
El cuidado de la piara requiere una atención constante, de domingo a domingo. Deben alimentarse dos veces al día en un horario fijo. Roimer Martínez Sánchez es el encargado de velar por ello. La alimentación de los animales de esta raza no es tan estresante como puede llegar a ser la del cerdo blanco; más en tiempos donde el país presenta dificultades con las materias primas para fabricar piensos.
“Cualquier cosa que coman, lo agradecen. Las hembras son buenas paridoras. Pueden llegar a tener entre diez y 14 crías. Para ellas sí es preciso contar con niveles de alimento fortificado. También influye en los hijos, la calidad del semental. Por eso algunos de nuestros machos provienen de la Unidad Empresarial de Base (UEB) San Pedro en Artemisa, especializada en la cría porcina”.
Por reveses, buenas prácticas
La finca de Julián es reconocida por sus enfoques ejemplares en la agricultura sostenible e innovadora. En los últimos días, concluyeron la construcción de un banco yemero destinado a la multiplicación de la variedad de plátano PHIA 04. Este esfuerzo, según argumenta el experimentado productor, no solo busca aumentar la producción, sino también garantizar la recuperación de los cultivos ante adversidades meteorológicas.
La decisión surgió a raíz de los devastadores daños ocasionados por el huracán Rafael, que afectó a aproximadamente 9 000 ha. de cultivos en la provincia.
Este evento natural puso de manifiesto la vulnerabilidad de las plantaciones y la necesidad urgente de contar con recursos que permitan una rápida recuperación. La experiencia de Julián le ha enseñado que, para enfrentar estos desafíos, es fundamental tener acceso a yemas sanas y de calidad que puedan replantarse en el menor tiempo posible.
Además, el uso de abono orgánico proveniente del excremento de la crianza de cerdos es un aspecto clave en este proyecto. No solo se trata de un recurso económico que reduce costos, sino que también promueve prácticas agrícolas sostenibles al reciclar desechos y enriquecer el suelo.
Esta vez, Julián no solo da lecciones sobre la producción inmediata; sus prácticas reflejan un modelo agrícola resiliente que se adapta a los cambios climáticos y económicos. Su finca se convierte así en un ejemplo a seguir para otros productores, demostrando que con innovación, planificación y sostenibilidad se puede enfrentar cualquier adversidad.
¿Problemas? Aquí lidian cada día con el déficit de combustible, la poca disponibilidad de pienso, las trabas de la bancarización… entre otros asuntos que pudieran engrosar una larga lista de insatisfacciones. Mas no se detienen. Pues del cielo saben que escasamente, por estos días solo les llega el agua. Mientras tanto, con trabajo duro y ganas de hacer ellos ponen la comida en su mesa. En tu mesa.






