Los hermanos Wilfredo, Carlos y Pedro Pablo Mijares Chávez, mucho aportaron con su trabajo y voluntad de servir a la sociedad. Hoy son adultos mayores que viven solos y padecen discapacidades físicas asociadas a enfermedades diversas, mas el sistema de asistencia social en San Cristóbal, donde convive esta familia vulnerable, los tiene como prioridad a ellos y a otros tantos adultos mayores que reciben la atención de los trabajadores sociales en cada consejo popular.
Milaisy Cano Shueg, directora del Departamento de Trabajo Social del municipio, asegura que existen en la localidad unos 10 000 adultos mayores; el 3 por ciento(%) viven solos. “Toda la población en San Cristóbal es atendida, y como contamos con un trabajador social por cada demarcación, tenemos la posibilidad de visitar al 100 % de las familias, caracterizarlas y enfatizar donde hay situaciones de vulnerabilidad, ya sean adultos mayores, discapacitados u otra deficiencia”.
Precisó que hacia los adultos mayores la atención es particularizada y se les hace una caracterización profunda: “Evaluamos su situación y tratamiento según la necesidad, ya sea Sistema de Atención a la Familia (SAF), o atención diferenciada en cuanto a las prestaciones monetarias. Si la pensión es baja o no tienen entrada económica, se evalúa con el departamento de asistencia social y se les brinda asistencia monetaria, recursos, o una asistente social a domicilio en caso de ser un núcleo familiar que lo requiera”.
María Caridad Povea (Cari)es la asistente social a domicilio de la familia integrada por los hermanos Mijares Chávez. Se mantiene en la vivienda de 8 de la mañana a 5 de la tarde y aunque asiste a Carlos en particular, ayuda en todos los quehaceres del hogar; los tres agradecen sus cuidados y cada una de las acciones, a veces fuera de casa, para atender sus necesidades.
Carlos Mijares Chávez se jubiló como ambulanciero y Wilfredo es pensionado y Combatiente de la Revolución, él como Carlos y otro de sus hermanos, fue internacionalista en la República de Angola. Sobre Cari y el sistema de atención a las personas como ellos, Wilfredo tiene el mejor de los conceptos: “Nos atienden muy bien y nos ayudan, todo lo que pueden repartir a los ancianos nos lo entregan rápido para facilitarnos la vida, nos visitan, se mantienen cerca y estamos bien comunicados. En el caso de ella, baña a mi hermano porque su enfermedad le impide hacer muchas cosas, lo asiste en todo, lo cuida a él y a nosotros y sale a buscar lo necesario”.
Pedro Pablo (Perico), el otro hermano, es un anciano vulnerable que no recibe pensión, aunque trabajó 16 años en el Correo. Los trabajadores sociales gestionan para él una prestación monetaria temporal, pero por su empatía ya ha ganado de ellos ayuda económica y afecto incondicional.
Yiliam Leal Simón, trabajadora social que atiende a este núcleo familiar vulnerable, cuenta sobre la relación de ella y sus compañeros con Pedro: “Todos los meses los trabajadores sociales recaudamos dinero de nuestros propios ingresos y le entregamos, una cifra cercana a los 2 000 pesos.
Siempre ha tenido una buena relación con nosotros, tiene nuestro cariño y respeto”. Agrega que en estos momentos le gestionan una prestación monetaria temporal. “Estamos evaluando el caso para presentarlo al grupo de prevención y al consejo de dirección en el Órgano del Trabajo, para poder acogerlo a la asistencia social”.
Entretanto, Perico expresa su gratitud con estos muchachos conocidos como médicos del alma, por la atención hacia él y sus hermanos: “Agradecido de ellos y de la Revolución, porque aun en un contexto difícil para el país, hay quienes se preocupan por nosotros y hacen lo que se pueda”.
Desafío del milenio
El aumento de la esperanza de vida impone retos a Cuba. En medio de todas las complejidades económicas, no todas las personas alcanzan la longevidad de forma digna y con un envejecimiento activo.
Cano Shueg, explica que “el país trata de apoyar a este sector en la medida de lo posible. Si la persona es pensionada o jubilada y lo que necesita es un recurso, se le ayuda entonces con artículos como sábanas, colchón, cama, toallas, etc. Ya en el año hemos ejecutado el presupuesto hasta el mes de septiembre y se ha ayudado a 1 088 familias de una manera u otra. Hemos entregado módulos de alimentos a vulnerables y a protegidos por la asistencia social”.
Urge hoy preguntarnos cómo vive cada anciano en nuestro país, en nuestros municipios, ciudades y barrios, al margen de categorías formales.
Seguro hay historias felices y otras no tanto. Padecimientos como la esclerosis múltiple, la diabetes mellitus y las secuelas de un accidente, limitan físicamente a los hombres de la familia Mijares Chávez, pero pueden ser muchos más los que estén hoy en condiciones similares. A ellos no les falta apoyo institucional ni solidaridad, pero es solo un ejemplo. Mirar a nuestro alrededor, y hacer más por quienes lo necesitan, nos convertirá en una sociedad mejor.

