En Cítricos Ceiba admiran y quieren a Germán Rojas Calzadilla. Recientemente, cuando se cumplió el aniversario 57 del nacimiento del ya legendario plan, lo invitaron a presidir los festejos, pues con él es posible viajar a aquellos días de la fundación por Fidel.
Cuenta que en la dirección actual de la empresa, en Guayabal, se armó un campo de básket en el área del parqueo, y el Comandante acudía varias noches a jugar.
“Estábamos de guardia y lo veíamos. No teníamos contacto con él, pero llegaba y a todo el que estuviera ahí le daba la mano. Yo sentía una gran admiración. Y disfrutaba verlo: era bueno. Si estaba perdiendo, seguía jugando hasta que estuviera ganando. Venía con la ropa militar, solo se quitaba el abrigo y permanecía allí dos o tres horas”.
Rojas no necesita foto alguna para revivir tales canastas. Las guarda en la memoria como un tesoro. Relata que le dio la mano, le respondió infinidad de preguntas, lo vio jugar… y compartió su sueño de poblar de cítricos las tierras de Ceiba del Agua.
Expiraban los años 60 del pasado siglo. Él dirigía a los técnicos de los viveros de café del Cordón de La Habana. “Cuando Fidel pasó por esta zona, y vio cómo se desarrollaba el cítrico, se le ocurrió sembrarlo para abastecer la capital. Y al subdirector del Cordón y a mí nos mandaron acá en prestación de servicios.
“El Comandante venía a cada rato. Mandó para acá a los directores regionales de Marianao, Guanabacoa, Diez de Octubre, Plaza… con fuerza de trabajo. Todos hicieron su campamento y comenzamos.
“Una de las primeras áreas fue la finca Gibarito, y al lado del cementerio se sembró de mandarina Dancy. La dirección radicó inicialmente en la rotonda de Ceiba, y el 14 de noviembre de 1968 fue la constitución de la empresa.
“Siempre se pensó mecanizar el cítrico. Como pusimos café intercalado, no se pudo. La cosecha de los primeros granos marchaba bien; ya después, cuando el cítrico empezó a producir, era difícil cosecharlo… y se eliminó el café”.
En la campaña 2003-2004 llegaron a cosechar 96 000 toneladas de cítricos. Fue otro canastazo de Fidel que mantuvo a Rojas leal a ese empeño casi hasta sus 80 años.




