“Mi princesa pequeña se puso mi casco para venir con papá, y la mayor me dio un abrazo que lo dice todo: «No te vayas». Esos momentos parten el alma, pero también llenan el corazón de una fuerza inmensa. Hoy mi lugar está aquí, en el oriente de Cuba, donde se necesita poner las manos a la obra, con mucha Solidaridad y mucho Amor”.
Estas sentidas palabras pueden leerse en el perfil de Facebook de Daniel Ángel Barrios Hernández, especialista de planta interior de la División Territorial de Etecsa en Artemisa. Él junto a otros compañeros, partieron a oriente el 30 de octubre de este año para reparar los daños que el huracán Melissa, hizo a las estructuras que garantizan las telecomunicaciones.
A los integrantes de su brigada le siguieron otros, hasta completar los 26 que al momento de redactar estas líneas prestaban ayuda solidaria en las zonas afectadas.
Yoslier Noriega Sánchez, jefe del departamento de Operaciones, al frente de la tarea, explicó que cuentan allá con una brigada de línea, otra de cable, una de fibra óptica, y dos de reparadores.
“El trabajo ha sido duro, la mayor parte en la localidad santiaguera de Palma Soriano, además de una outdoor en el poblado Dos Ríos, bastante afectado. Próximamente debemos entrar a Dos Palmas, la comunidad más dañada, donde aún no se trabaja por lo complicado del acceso, pues el paso se lo llevó el río y estamos preparando para cruzar por una zona baja”, explicó vía Whatsapp.
Primero en Guantánamo, y ahora en Santiago de Cuba, los nuestros han recibido a su paso el agradecimiento de los pobladores. Y hasta han celebrado, pues dos de los integrantes de la brigada, Yusniel Macías Pulido y Jeiquel Fajardo estuvieron de cumpleaños, lejos de la familia, pero rodeados del afecto de sus compañeros y de quienes les agradecen a los artemiseños el apoyo en una situación tan compleja.
Daniel, el más activo de todos en la red social Facebook, hace un recuento diario de sus labores allá. También vía Whatsapp, nos explica de lo complejo del trabajo diario, sin importar día de la semana u hora.
“Acá nos levantamos bien temprano, para aprovechar la jornada, pues en esta parte de Cuba oscurece antes. El trabajo ha sido bien complejo, en zonas a veces de difícil acceso, con los equipos a cuestas, pero en el colectivo ha primado el compromiso de hacer todo lo necesario para ayudar a restablecer las comunicaciones”.
Elaine Canuet Cabrera, la esposa de Daniel, bien sabe la dureza de la lejanía y de la importancia de mantenerse firme, dando el aliento necesario.
“La comunicación con mi esposo ha sido un testimonio de amor y resistencia. Su labor es difícil y cada minuto cuenta, por lo que nuestras conversaciones son ráfagas de cariño, intercambios cortos pero llenos de significado. No hace falta que hablemos horas, nos basta saber, a través de un audio o una llamada fugaz, que está sano y con el mismo espíritu de ayuda que lo caracteriza.
“Los mensajes son breves y valen por un abrazo: un ‘llegué bien’, un ‘todo está bien’ o un ‘las extraño’ en medio de su agotadora jornada. Esa conexión, aunque intermitente, es nuestro cable a tierra, la forma en que nosotros, desde Artemisa, también aportamos un granito de arena dándole paz mental y fuerza para continuar”.
A Elaine le satisface cada señal que él repara allá. “En casa sabemos que detrás de ese silencio forzoso, hay un hombre trabajando sin descanso para que otras familias sí puedan comunicarse, incluyendo mi familia materna de Palma Soriano”.
Eléctricos del lado del deber
Por unos segundos la escuché entrecortada al otro lado de la línea: la emoción no cree en distancias, y cuando es de verdad, aflora como agua fresca de manantial. Así sentí a Yoandra Gómez Verdecia mientras me hablaba de su esposo Olaide Jerez Matamoros, a quien confiesa admirar como hombre, padre y trabajador.
En siete años de relación con este liniero eléctrico especializado, Yoandra ya sabe lo que significa el paso de un fenómeno natural por cualquier punto de la geografía cubana. Antes de que el huracán toque tierra en nuestro archipiélago, su hogar en Guanajay se convierte en hervidero de preparativos.
“En 2022 estuvo casi un mes en Pinar del Río. Él se ha consagrado a su labor, que no conoce de horarios, ni escatima en sacrificios. Además, Olaide dirige a un grupo de muchachos como jefe de brigada y siempre vela por el cumplimiento de las normas de seguridad. A cada rato me comenta sobre cuánta responsabilidad implica la vida de cada liniero bajo su mando.
“Recientemente obtuvo la categoría de Relevante en el Fórum de Ciencia y Técnica. Con su innovación ahorra al país millones de pesos. Lo respeto muchísimo…”, me dice. En realidad, no es para menos. Al dialogar con este héroe anónimo, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base de la Empresa Eléctrica en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, me percato de todo el esfuerzo de este colectivo.
Desde la comunidad Manimón, en el municipio santiaguero de Guamá, Olaide narra el desafío de trasladar un poste con sogas, gracias a la ayuda de los vecinos. “Hay unas 80 viviendas. Hasta la fecha llevan 21 días sin electricidad, por tanto seguimos abriendo huecos y parando postes entre todos, para luego extender las acometidas y restablecer la energía eléctrica”.


Con tal de avanzar en su titánica encomienda, los artemiseños han cargado en hombros cables, herramientas, lo necesario, incluso a través de ríos, por zonas agrestes.
Este es el séptimo ciclón que enfrenta, desde el paso de Charlie por la zona occidental en 2004. Tal vez antes Olaide dejaba detrás solo a sus mayores; pero ya también extraña a su pequeña de 10 años, con la que intenta mantener comunicación cada día al llegar a la Ciudad Heroína, o en el hotel Sierra Mar, donde se hospeda junto al resto de sus compañeros.
Allí el de pie es todos los días a las cinco de la mañana, narra Juan José Mojica Martínez, de Artemisa, otro de los líderes de la comitiva. “Trabajamos en el poblado de El Cobre, y aunque se ha avanzado, queda mucho por hacer todavía”.
El experimentado liniero, considerado Vanguardia en varias oportunidades, sabe de las ausencias del hogar y de los valores inculcados a sus descendientes, de modo que puedan asumir la retaguardia en tanto él se dedica a devolverles sonrisas a sus compatriotas.
De acuerdo con Olaide, el ajetreo en El Cobre ha exigido de dos intensas semanas. “Ya calentamos la mayor parte delos circuitos primarios y unos 30 transformadores están energizados”.
Tanto Mojica como Olaide fueron abanderados del contingente Ciro Redondo García, denominación en homenaje al patriota insigne de la provincia. Ochenta y dos hombres, 50 de ellos lineros se entregan a la recuperación de Santiago, apunta Edelfín Falcón, director técnico de la Empresa Eléctrica de Artemisa.
“A veces los carros se quedan distantes de nuestros objetivos, situación que exige un esfuerzo superior”. Y las imágenes lo ilustran muy bien. En sus brazos fuertes, en la habilidad de sus piernas se resumen ilusiones y confianzas donde aún se sufren los vientos de Melissa. Sin embargo, hay luminosas convicciones vestidas de overol, con cascos, botas…, y corazones de oro.
Cuando usted lea estas líneas ya algunos de los muchachos de Etecsa que fueron en la avanzada, están de vuelta en nuestra tierra, tras 23 días de ajetreadas faenas. Mientras, el resto, junto a los de la Empresa Eléctrica de Artemisa, permanecen en tierras orientales, demostrando que a lo largo y ancho del país sobran los héroes para restaurar todo lo que la naturaleza nos arrebató.
POR ADIANEZ FERNÁNDEZ Y MARÍA CARIDAD GUINDO

