Rodeada por aguas marítimas de la costa norte de Artemisa, nació la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) en 2013, con una extensión aproximada de 465 kilómetros cuadrados, y considerada la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior cubano.
Muy cerca de donde instalaron las cuatro gigantescas grúas para el megapuerto en construcción, en Henequén, un pueblito de Mariel, crecía Aracely López Machado, quien jamás imaginó que ocho años después –el 1 de noviembre de 2021– se inauguraría, tan cerca de casa, el Industrial Biotecnológico CIGB – Mariel S.A., y cumpliría en él sus anhelos profesionales.
Ella conoció de la primera industria de alta tecnología asentada en la ZEDM, en un Fórum de Ciencia y Técnica en el primer año de estudios de Ingeniería Química, en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae).
Fue una colaboración del Grupo de las Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas y del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, destinado a investigar, desarrollar y producir vacunas y medicamentos novedosos para tratar enfermedades que constituyen los principales problemas de salud en Cuba y el resto del mundo.
“Ese día me enamoré de CIGB – Mariel”, dice, mientras cuenta también de su tesis de graduación en este Complejo.
“Se importaban los equipos para poner en marcha la línea de purificación de la planta B. Investigué la factibilidad de los mismos y la simulación del proceso productivo, además de constatar el balance de proteínas.
“Al graduarme llevaba seis meses vinculada al Complejo; no obstante, marqué mi primer día de trabajo el 15 de febrero de 2022 como especialista principal en Control de la Calidad, a solo unos meses de inaugurado CIGB – Mariel”.
Laboratorio adentro
La limpieza de cuanto le rodea, la paz en los pasillos, el silencio que te envuelve en una zona de confort especial, más las inminentes medidas entre gorros, guantes, y otros medios de protección, marcan el proceder diario de esta joven de Henequén.
“Me ocupo de la valoración de los productos terminados y el control de los procesos en la elaboración de medicamentos, con lo cual hay que ser muy exhaustivos, debido a la alta cantidad de reactivos materiales e insumos involucrados y su valioso costo.
“Contamos con cinco productos registrados: Abdala, el primer hito tecnológico de nuestro centro; Heberprot-P; Hebervital; EPOCIM y Heberferón.
“Nuestro sello es ser muy íntegros en los controles, por la repercusión en la salud que tienen los fármacos que producimos. El contenido de los bulbos se inyecta hasta a pacientes sanos, ejemplo la vacuna Abdala, suministrada como refuerzo ante el virus Covid-19.
“Los controles de procesos de una etapa dan paso a otras, hasta llegar al bulbo fin9al. Constatamos si el producto cumple con los requisitos reglamentados en cada fase. Cualquier error puede ser letal”, asegura.
“La biotecnología es muy complicada. Siempre hay que estar actualizándose, estudiando. Además de toda la preparación profesional que te exige, insiste, en que debemos trasmitir confiabilidad”, acota.
Otra joven, Arlet Romero Fernández, asiente cada palabra de Aracely, al ser su jefa. Asume bajo su mando los departamentos de Microbiología y el Físico-Químico, al ser la responsable de la Dirección de Control de la Calidad, en CIGB – Mariel.
Refiere la ocupación sobre todo de mujeres menores de 35 años dentro de ambos laboratorios, con la garantía de ser licenciadas en Química, Microbiología y técnicos en Química Industrial.
Los estrechos lazos que vinculan al Complejo Industrial de alta tecnología con el Instituto Politécnico Juan Manuel Castiñeiras, del propio municipio, y también con la Cujae, en La Habana, y la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca, de Pinar del Río, favorecen que los alumnos realicen prácticas docentes y se enamoren de este lugar.
“Insistimos en que cada 15 de enero, Día de la Ciencia Cubana, nos enfoquemos en abrirle las puertas a la formación vocacional”, aseguran, con el orgullo de saberse formadoras del propio futuro.
Aquí, donde la ciencia no admite esperas el sindicato se empodera. Debatieron el plan del presupuesto para 2026 y planificaron los niveles productivos en función de mejorar los ingresos, para poder tener más dividendos que motiven al colectivo, amplía López Machado, quien funge a la vez, como secretaria del Buró Sindical, desde su primer año de experiencia laboral.
“Este colectivo celebra el 1 de noviembre sus cuatro años con el orgullo de aportar a la salud. Más de 250 trabajadores, el 59 por ciento jóvenes, trabajamos para merecer la Bandera de Vanguardia Nacional en el año 2026, el de los 100 del Comandante en Jefe Fidel y los 15 de la provincia de Artemisa”.
Ese objetivo y otros que van con el tono de la superación profesional los tiene en la mira Aracely López Machado, la también delegada al 22 Congreso de la CTC.





