Pueden sentirse satisfechos los Cazadores de Artemisa, tras vencer a los Huracanes de Mayabeque en dos de los tres juegos disputados, y superar las sucesivas jornadas de lluvia que sellaron, pospusieron partidos y enlodaron el terreno del estadio 26 de Julio.
Solo a la altura del jueves consiguieron incorporarse de manera efectiva a la 64 Serie Nacional de Béisbol. Mientras el resto de los equipos desarrollaban su tercera fecha, ese día debutaron los dirigidos por Yulieski González, con victoria de 1-0.
Del otro partido programado para esa jornada, que comenzó a los pocos minutos de pasadas las 2:00 de la tarde, únicamente se lidió hasta la parte baja del segundo inning.
Mayabeque iba delante 2-0, cuando Artemisa tenía a José Antonio Jiménez en la intermedia, por doblete al central, y a Osbel Pachecho en primera, por boleto, con dos outs. Entonces, regresó la lluvia.
Apenas este domingo pudieron continuar. Incluso, en el cuarto capítulo, la ventaja se amplió a 3-0. Pero, en esa misma entrada, Artemisa fabricó el paquete completo: empate y carrera de la ventaja definitiva ante Albert Valladares.
Después, Andy Luis Pérez caminó hasta el sexto episodio. Abrió con ponche, le batearon sencillo y, entonces, llegó Israel Sánchez a sacar cinco outs, tres de ellos por la vía de los strikes.
Y como hubo domingo con Sol, también hubo segundo juego. Esta vez la suerte le sonrió a los de la provincia vecina, por marcador de 2-1. Sin embargo, vale compartir una reflexión con el público conocedor de béisbol de toda esta tierra cubana.
Nadie sabe más sobre sus peloteros que el mánayer del equipo, los entrenadores y el cuerpo de dirección. ¿Cuántos de nosotros no hubiéramos echado del montículo al diestro Alejandro Hernández, tras sus cuatro boletos consecutivos justo al inicio del partido? Así entró una carrera, de caballito. Le lanzó 19 bolas a los cinco primeros rivales.
Pero, cual si le hubiera servido de calentamiento, a partir de entonces, su velocidad hizo estragos. No se trata solo de los siete ponches, de no conceder ningún otro pasaporte gratis, ni de espaciar cuatro jits al punto de nunca dos en un inning, sino de lo mal que hacía lucir a sus adversarios con su recta de quizás 94 y hasta 95 millas por hora.
Cierto, al final salió derrotado, por solitario jonrón de Frank Alfonso en el sexto. ¿Quién puede culparlo? Sus compañeros ligaron apenas dos imparables.
Con semejantes condiciones, habrá que ayudarlo mucho a mejorar su control. Es un abridor muy necesario para los Cazadores. Se merece la confianza de los aficionados, así como tiene la de Yulieski.