Un hombre puede ser vencido, pero no derrotado. Lo dijo Hemingway. Y los Gladiadores de Artemisa llegaron a Villa Clara con el espíritu de remontar el resultado de 2-3 en el partido de ida, para ganar el repechaje clasificatorio al Torneo Clausura de la 108 Liga Nacional de Fútbol. Solo que esta vez no pudo ser.
No fueron ellos los que salieron en la foto celebrando con euforia. Pese a marcar el primer gol casi al entrar a la cancha de la Escuela de Iniciación Deportiva (Eide) Héctor Ruiz Pérez. Pese a la exquisita definición del capitán artemiseño Osmín Yaniel Hernández, al minuto 5.
Ya habrá quien cuente otra historia de lo sucedido, sea desde el bando contrario o desde el apego a un equipo más tradicional, como el conjunto del Expreso del Centro. Lo cierto es que los rojinegros han dominado a los naranjas (4-2) durante los últimos enfrentamientos.
Así que parecía posible remontar. Sin embargo, en el minuto 15 Iván Enrique Águila ripostó para los anfitriones y, desde el momento del empate, el marcador no se movió más, sin importar las embestidas y los constantes tiros a puerta de unos y otros.
La “sabermetría” hablará probablemente de las peligrosas galopadas de los de casa, de cuántas ocasiones crearon (seguramente más que las desaprovechadas por los visitantes), de las líneas rotas y los pases a la espalda de la defensa, de la posesión y bandas conquistadas, de los duelos ganados y la recuperación del balón una y otra vez…
Entonces, las estadísticas serán injustas. Porque los números no reflejan el peso de las piernas. Cuando midan los kilómetros recorridos sobre el césped, omitirán los que separan a Santa Clara de Artemisa, tras el viaje esa propia jornada, aunque esperaban por un ómnibus desde la anterior.
Los Gladiadores debieron viajar el día antes y dormir allá, para amanecer descansados, como sus rivales; en cambio, se mantuvieron en vilo todo el martes, y el transporte solo apareció el propio miércoles, a las 5:00 de la madrugada, de modo que llegaron a las 11:00.
Luego jugaron sobre el terreno duro de la Eide, no el de Zulueta (uno de los mejores de Cuba), como estaba programado. ¿La razón? El césped había crecido sin control. Después supimos que lo chapearon, cuando ya “no había tiempo de volverlo a incluir en la planificación”.
Así que las piernas de los artemiseños se resintieron aun más, y pesaban para correr. Todo eso está en el fútbol, alguien dirá. No es justificación. Pero influye, ¿quién no lo sabe? Así los delanteros galopaban y eran menos precisos al disparar, los defensores tenían menos movilidad… y el centro del campo perdía fluidez para crear y organizar.
El marcador 1-1 depara el pase a Villa Clara. Los muchachos de Miguel Ángel Sevillano no intervendrán en el Torneo Clausura. No habrá fiesta este año. Sin embargo, estos chicos sí se merecen nuestro aplauso, porque fueron vencidos, no derrotados.