Trámites, trámites y más trámites. Sentada tras las puertas del Departamento de Justicia, el trabajo duro y normado parece ser la variable a protagonizar todas las respuestas de un mismo problema. Se podría pensar que es una cuestión muy simple, un proceso automático rectorado por idénticos pasos, aunque tal vez no sea del todo así.
A Yanara López Díaz, licenciada en Derecho y registradora territorial de la propiedad en Bahía Honda, le consta el poder legislativo que pesa sobre cada documento emitido por ella y sus compañeros de labor ante la sociedad. Sin embargo, no se define en su rostro la seriedad atada siempre a tales responsabilidades.
Desde el extremo opuesto a su mesa de trabajo, lugar donde toma asiento la población, cualquiera podría notar la gentileza de su trato sin distinción. Quienes la observan en su día a día, podrían creer que su forma es fácil de amoldar a muchos otros puestos dentro de la propia sección. Ella nos revela su perspectiva.
“Amo mi profesión por completo, principalmente la rama fiscal, aun cuando no trabajo en ella debido a la naturaleza de mis sentimientos. Me gusta como se centra en estudiar las leyes para hacerlas cumplir.
“A la par, me resulta conflictivo su lado justo de forma tan firme. Soy muy sensible, y a veces me cuesta llevarlo dentro de los límites establecidos por el Derecho”.
Cuenta atrapada por la nostalgia como su familia respaldó sin peros sus pasos como futura profesional. Al ser la menor de cuatro hermanos y fruto de un matrimonio en el que la madre era ama de casa, se vio motivada desde pequeña por un fuerte deseo de independencia que poder otorgarse a sí misma y a sus futuros hijos.
De este modo, con una sólida promesa de autosuperación, emprendió el camino como estudiante becada a partir de los 11 años. Desde entonces enfrentó numerosos retos, como el conocido Período Especial, la compleja situación de transporte e incluso un embarazo.
“Tuve que pasar por etapas realmente difíciles. Comencé la carrera siendo madre. Graduarme requirió de mucho esfuerzo, pero valió la pena. Mis hermanos me respaldaban, aunque nadie lo hizo como mi madre, incluso estando enferma. Siempre deseó para mí el futuro que no pudo conquistar”.
Una vez culminados los estudios y pese a desempeñarse antes como técnica en el Registro Civil, decidió iniciar un nuevo sendero en función de la asesoría.
Trazó así su meta y gran deber como fundadora y jefa de grupo de la Consultoría Jurídica en Bahía Honda, desde 2009 hasta 2021. Presenció la independización de esta unidad otrora perteneciente a San Cristóbal, y cómo —de entidad presupuestada de la Dirección Municipal de Justicia— se convirtió en una empresa de servicios legales rentable, en diciembre de 2012.
Finalmente, tras varios años de ardua labor, asumió su responsabilidad actual en la legalización de inmuebles.
“Elegí cambiar la línea de mi trabajo, porque involucra una gran cadena de retroalimentación directa con la sociedad. Me encuentro en constante aprendizaje legal y humanístico. Siento cómo esta labor resuena cada día más en mi corazón. Me gusta ayudar y que las personas se sientan satisfechas con las respuestas que les brindo como jurista”.
Sumado a ello confiesa un detalle inolvidable, la presencia de Dainí Grillo, profesora y abogada del bufete, arraigada entre el agradecimiento de sus recuerdos. En su juventud, esta mujer fue un paradigma de sacrificio, dedicación y enseñanza, una auténtica guía hacia la lucha por los sueños que se pueden hacer realidad.
“En el gremio del Derecho, considero muy importante nunca olvidar la balanza para equilibrar el peso de las leyes y el amor antes de tomar decisiones. Son palabras cuyo significado no podemos olvidar, dada la profundidad que entrañan”.
Resulta curioso que al cerrar esta conversación me confirmara su gusto por la baraja francesa. Por supuesto, indagar en cómo invierte su tiempo libre no es mi fin para esta historia, sino resaltar el conjunto de naipes formado por las unidades de servicio jurídico: una mezcla donde, entre el mazo de personas, tréboles, diamantes y picas, se esconde un corazón tan puro y leal como el de ella.