Siete entradas completas, con cinco jits permitidos, una carrera limpia en su haber, nueve ponches y solo dos boletos fue la obra que escribió y protagonizó Lee Andy Plumas, en el proscenio del Latinoamericano ante Villa Clara, con la cual instaló a La Habana en la galería de la final del VIII Campeonato Nacional de Beisbol Sub-23. Pero si de arte se trata, la pintura de Yurisel Rivera rozó la perfección con enigmáticos trazos, en el jolgorio de Granma, tras su primer éxito frente a Camagüey.
Para los capitalinos será la segunda disputa por el cetro en estas lides, después de que, en 2015, los Azules lograran el pergamino dorado de la categoría.
En un partido muy cerrado, Dayron Miranda y Yasser Mesa fueron los mejores a la ofensiva. El primero registró tres imparables en cuatro turnos, y su compañero compiló de 3-2, incluyendo doble y una impulsada.
Por segundo día consecutivo en el play off semifinal, los habaneros vinieron de abajo, para empatar en el tercero. Luego de dos ponches, el abridor naranja, Omar David Pérez, boleó a Andy de Armas, Miranda pegó jit y Mesa ligó otro.
Villa Clara había abierto la pizarra en la primera entrada, en la cual se gastó todo su ataque, pues conectó tres de los cinco indiscutibles del choque. Sin embargo, tanta pólvora no terminó por explotar, pues ese trío de sencillos llenó las bases y solo pudieron subir una al marcador, tras una jugada de dobleplay.
También con una doble matanza se le abrió la puerta del home a La Habana para la decisiva, en el séptimo. Un incogible, un sacrificio de jit, sobre el que el propio lanzador Pérez cometió error, y luego la combinación de dos outs terminaron por eliminar a Villa Clara.
La Habana está a la espera del vencedor del otro play off semifinal, en el que Rivera deslizó su pincel sobre un lienzo del que brotaron siete actos. Toleró solo un jit, le dibujó la zona de strike a ocho bateadores y, como nada es perfecto, tres le llegaron a primera por bolas.
La única carrera que permitió, en el cuarto episodio, no fue por un desliz. No aceptó jit, sino que dos errores le mancharon la pizarra. El único inatrapable de los camagüeyanos fue del primer bateador del juego, Leonardo Casado.
Hoy, Alazanes y Toros regresan al terreno del Mártires de Barbados, y si la caballería vuelve a galopar, entraría al reino de la final. Para evitarlo, los agramontinos tendrían que ganar.
