Creo que todos ganaron algo… y todos perdieron algo. La paz también convino a todos.
Estados Unidos e Israel se salen con la suya al bombardear impunemente a una nación soberana y, según afirman, haber retrasado años el proyecto nuclear de Irán su programa de misiles. Así ganan.
Pero pierden igualmente, porque ni derrocaron a los gobernantes iraníes ni hicieron rendirse a la nación persa, y hasta algunos aseguran que los daños a la infraestructura del programa nuclear no fueron como ellos los pintan.
Además, a los 12 días entendieron que esa guerra era imposible, muy difícil o suicida intentar ganarla.
Irán pierde porque le asestaron un golpe al que ninguna respuesta posible estaría a la altura. Y gana porque no pudieron doblegarle.
Encima, ahora tiene una nueva razón para ir más lejos en su programa nuclear: quedó probado que no puede fiarse de tratados ni promesas de sus adversarios.
Como dice Rusia Today, los ganadores —si los hay— y los perdedores a largo plazo tardarán algún tiempo en salir a la luz.
La revista Russia in Global Affairs sostuvo que el desenlace de este conflicto es «lógico». Detalló que Israel no dispone de recursos necesarios para librar una guerra a largo plazo y, durante su brusca ofensiva, no logró derrocar el poder en Irán.
La nación persa «evitó un nocaut, pero no tiene confianza en su resistencia», mientras que las autoridades de EE.UU. tienen miedo de quedarse arrastradas en un largo conflicto militar.
«En general, las perspectivas de que las partes alcancen sus objetivos parecen poco realistas en cualquier escenario posible, y los costes son evidentes e inevitables. Por lo tanto, la solución encontrada conviene a todos».