Seis años de graduada le han bastado a Jenny González Trujillo para enfrentarse al sistema judicial como toda una experta, a pesar de la poca experiencia, y defenderlo al precio que sea necesario.
Apenas estaba en la secundaria cuando comenzó la pasión por el Derecho. Defender a los demás y ser líder en los grupos, era de lo que más le gustaba hacer en aquellos tiempos, y cree que esto, de alguna manera, la fue acercando a la profesión.
«Cuando comencé el preuniversitario ya tenía definido que quería hacer un cambio en el mundo, y, en mi opinión, una de las mejores formas es a través de esta carrera», enfatizó González.Manifiesta que en el comienzo de la etapa universitaria, pensar en ser parte de los tribunales no pasaba por su mente.
Sin embargo, a partir de 5to año tuvo la posibilidad de realizar allí sus prácticas preprofesionales y, cuando comenzó a conocer todo lo relacionado con el sistema de tribunales, quedó fascinada. Comenzó como jueza asistente hasta graduarse un año después. Luego de tener título en mano, fue ubicada como jueza profesional en la sala civil durante dos años. Desde febrero de 2022 ocupa el cargo de presidenta de la sala Civil, Familiar, Administrativa, Mercantil y del Trabajo, y de la Seguridad Social, en el Tribunal Provincial.
Defensora de la ética. Afirma que esta es la base fundamental de la función judicial y uno de los principales pilares que rigen a su gremio. «Faltar a la ética es una violación grave a los derechos de las personas», asegura.
Guía a tiempo completo de una pequeña de siete años, gracias a su madre y su abuela, logró llevar de la mano su último tiempo de universidad y los primeros de la maternidad.
Expresa que su trayectoria en el sistema judicial ha sido una educación constante y un gran sacrificio, pero también un enorme amor por lo que hace.
«Mi profesión ocupa un lugar muy importante en mi vida. Es parte de lo que soy y de lo que he construido», manifiesta y en el rostro se percibe el orgullo y la misma pasión descubierta en los tiempos de secundaria, cuando apenas era una adolescente de 14 años