La medicina cubana causa debates en los últimos meses, pues algunos malintencionados ponen en duda su calidad. Más allá de carencias ciertas y de algún caso puntual, los médicos cubanos intentan mantener viva la más noble de las conquistas de la Revolución: la salud gratuita y accesible para todos por igual.
Ferviente defensora de esta conquista es la doctora Yanet García Fernández, Especialista de primer grado en Medicina General Integral (MGI) y segundo grado en Neonatología, quien, además de entregarse a sus pacientes, asume la docencia y la investigación científica; es profesora Auxiliar, ostenta la categoría de Investigador Agregado y realizó una Maestría en Atención integral al niño.
“Los médicos en Cuba siempre se han formado con calidad, pasión y amor. En las condiciones actuales de tanto acceso a las redes, estamos expuestos a ser juzgados en el día a día. Ello, en lugar de verse como un problema, debemos asumirlo como un reto, pues demanda más profesionalidad y entrega. Los médicos tenemos los mismos problemas que cualquier cubano, pero cuando entramos al hospital, debemos dejarlos atrás.
“La medicina fue mi formación; mis padres estudiaron carreras médicas: mi papá fue del primer grupo de estomatólogos graduados con la Revolución y mi mamá se graduó de médico dos años después. Ella fue del primer grupo de neonatólogos graduados en el país, así que mi vida transcurrió entre centros de salud. Debió ser eso lo que me hizo inclinarme por la medicina en general y la Neonatología en particular, pues fui aprendiendo lo importante que es dar salud y lo vulnerables que son los recién nacidos, con peculiaridades que no se repiten en ninguna otra etapa de la vida.
“Me gradué en 1992, trabajé como médico de familia en Güira de Melena y San Antonio de los Baños; posteriormente comencé Neonatología como segunda especialidad en el Hospital General Docente Iván Portuondo, donde trabajé hasta el año 2015. Entonces pasé al servicio de Neonatología del Hospital Materno Infantil Ángel Arturo Aballí y poco tiempo después me trasladé al Hospital General Docente Ciro Redondo García, donde estoy en la actualidad, explica.
Su día a día va más allá de los pacientes y trasciende a la investigación, de ahí su presencia reciente en Cuba Salud. “Mi presencia allí se debió a un trabajo que hemos venido realizando con los padres y personal de salud, sobre los primeros 1000 días del niño/a. Estamos trabajando una perspectiva diferente de esta etapa de la vida, capacitando a la familia en aquellos temas que le traen dudas y preocupaciones para la crianza de su bebé.
Es importante la repercusión para la vida adulta de esta etapa, una ventana crítica, pero también de oportunidades. Durante este trabajo, creamos la Escuela para padres: Luciérnaga, que se presentó en el evento”.
Sobre las experiencias que le aportó este evento destaca el intercambio con promotores de salud, obstetras, pediatras, médicos de familia. Añade una noticia positiva: “la extensión de nuestra escuela a todo el país, la publicación de un manual dirigido a la familia, pero sobre todo el bienestar de poder llevar nuestra experiencia a todas las familias que la necesiten.
“Además del Cuba Salud, participamos en dos eventos puramente neonatales: El Simposio Cuba Argentina, celebrado en la provincia de Sancti Spíritus y el Taller Nacional de actualización en Hemodinámica neonatal, en Holguín, ambos dirigidos a la atención cada vez más particularizada del neonato, siempre al detalle, con ciencia y conciencia”. En medio de las complejidades económicas que vivimos Yanet encuentra siempre motivaciones para seguir adelante: “Vocación, capacidad de entrega, respeto por la salud del neonato y su familia, la satisfacción de una vida salvada, un niño y un hogar feliz”.
A las nuevas generaciones de médicos que contribuye a formar intenta siempre transmitirles el respeto, por la carrera que eligen, por los pacientes y sus familiares, por sus compañeros de trabajo.
Si indagamos por lo más complejo, no vacila en la respuesta: “el recién nacido enfermo, hablar con los padres de la enfermedad de su bebé, apoyarlos en esos sueños rotos, porque el embarazo es motivo de celebración y cuando el bebé nace con alguna patología hay que enseñarlos a enfrentar esta situación, sin embargo es muy gratificante verlos pelear por la vida, observar su respuesta a un tratamiento, a una caricia, la respuesta de la familia, su participación en la atención”.
Mientras, sueña con un día tener disponibles todos los recursos, para salvar la vida de todos los niños que precisan su cuidado, Yanet no detiene el paso. Sabe que más allá de recursos, el amor también salva y de ese tiene muchas cuotas para dar.