La alcantarilla obstruida, la inminente inundación por los milímetros de lluvia y el milenario árbol con potentes ramas encima del tendido eléctrico. El transformador averiado en la esquina, más el tejado de fibrocemento, la tapa del tanque y hasta soportes de Split o las antenas volando como pájaros desde las alturas.
Y lo más inquietante: centenas de familias en espera de un qué va a pasar, todas las plantaciones en el suelo en una de las tierras más fértiles de Cuba, y la esperanza de cualquier otro color menos el verde de costumbre…
No es una escena ficticia. Es un mínimo retorno al recuerdo del 6 de noviembre de 2024 en Artemisa.
Muchos podrán ver lejano ese día unos seis meses después, sin embargo, aún hay quien no cubre sus noches cerca de la almohada ni logra levantar sus paredes, rescatar el escaparate, pagar la deuda del techo repuesto, y menos devolver a su patio el árbol de mamey o de aguacate que las ráfagas de Rafael arrancaron de raíz.
El Ejercicio Meteoro 2025 asomó en la dinámica de los cubanos no por casualidad. La naturaleza, siempre antes del 1 de junio, nos ofrece la oportunidad de prepararnos, de prevenir, de salvar lo posible…
A días de iniciar la temporada ciclónica del año en curso, adoptar medidas, actualizar planes de reducción de riesgos, renovar plantillas en tiempo de desastres, debe tornarse prioridad.
Según lecturas del Instituto de Meteorología, existe el pronóstico de la formación de unos 15 ciclones tropicales en la cuenca del Atlántico Norte, ocho con la probabilidad de ser huracanes.
“El peligro de que Cuba sea afectada por al menos un huracán es moderado, con un 50% de probabilidad, superior al peligro climatológico para el país, que es del 35%. Al menos una tormenta tropical afectará a este archipiélago, y de eso hay un riesgo del 70%”, aseguran los especialistas.
¿Entonces? Jornadas de limpieza de alcantarillas -que no deberán limitarse ni a una semana o a par de días-, incluso, la consecuente necesidad de que la indisciplina de los vecinos, no vaya a parar a esos canales de desagüe.
La poda de árboles que afectan tanto a los tendidos eléctricos, de comunicaciones, como a instalaciones con cubierta ligera, deberían ser más sistemática, e involucrar al barrio, a tiempo, y no como tarea pendiente.
El meteoro nos convida, y también las enseñanzas de cuanto nos sucedió con Rafael en centros de evacuación, con los escases de agua potable y el cuento de la buena pipa, de quienes lucraron al vender el preciado líquido.
Hubo municipios incomunicados sin señal alguna, grupos electrógenos sin serviciar, consejos de defensa activados con plantillas poco objetivas… de todo nos pasó.
Más que hacer leña de ese árbol caído, ahora es tiempo de prevenir y ajustar los planes a la vida, a lo experimentado y a esa moraleja que nos permitió salvaguardar la vida de todos los artemiseños, de eso también va el tiempo del Meteoro 2025. ¡Hagámoslo a tiempo!