Unir la sapiencia del campesino a todo aquello que desde la ciencia, valida mayores rendimientos, desde la buena semilla hasta las atenciones culturales, el riego necesario y los microorganismos eficientes, suele ser una fórmula que se traduce en más producciones, más allá de bloqueos, carencias de insumos y hasta temporales.
En este empeño andan desde hace mucho en Pulido, Alquízar, donde las tierras fértiles se combinan con el saber y ponen a prueba variedades de sistemas de riego y maquinarias en diferentes plantaciones para evaluar su efectividad y luego extender los resultados en todo el país.
Hoy el camino es mucho más abarcador. Desde hace un año se constituyeron como Mipyme estatal IAgrop S.U.R.L, cuyo socio único es el Instituto de Investigaciones de Ingeniería Agrícola (IAgric), del cual anteriormente eran una estación experimental.
El nuevo modelo, aun cuando no ha dado los frutos esperados, debido en gran parte a las afectaciones del huracán Rafael, sí muestra indicadores favorables y mucho ha incidido en la mejora de las condiciones de trabajo y en la permanencia de un colectivo que refiere mejoras salariales y de atención al hombre.
El joven Reiniel Vallester Cruzata, especialista principal de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, precisó que este cambio ha dado impulso sobre todo a la actividad científica. “Estamos involucrados en varios proyectos y experimentos. Actualmente realizamos un estudio con cinco cultivares de yuca bajo diferentes tratamientos de riego superficial; estamos inmersos ya en la cosecha de unas 30 variedades de frijol con diferentes tecnologías de siembra y riego; más otros proyectos de agricultura de conservación.
Asimismo, estáenfaseinicialunproyectodefomento de la tecnología para el cultivo de la vainilla, financiado por el Fondo de Medio Ambiente y otro dedicado a la producción sostenible de viandas y granos, financiado por el Fondo Financiero de Ciencia e Innovación.
Aunque su objeto social es prestar servicio a su cliente principal, el IAgric, al constituir el polígono experimental para todos los proyectos del instituto, buscan ampliarse en pos de otros clientes y oportuni- dades para hacer ciencia.
“Tenemos vínculos con la Universidad de Arte- misa, con el Instituto Politécnico de Alquízar, y la dirección municipal de Educación, también para apoyar en la formación de los técnicos e ingenieros agrícolas. Y ya desarrollamos un taller internacional para incentivar los cultivos de especies que sirven como condimentos”.
Sobre el proyecto con frijol, Benito Faure, especialista del Instituto de Investigaciones de Granos, precisó al presidente cubano en visita reciente a IAgrop cuánto puede aportar la generalización de sus resultados a la soberanía alimentaria. “Aquí escogimos variedades buenas, resistentes a nuestro clima y hemos reducido la distancia entre los surcos, lo cual aporta más rendimiento en la misma área”. Frente al campo, ya a punto de cosechar, mostraba a los visi- tantes la salud de las plantaciones y la productividad de las plantas.
Muy cerca del campo de frijoles, otro logro de esta última etapa: la instalación del equipamiento necesario para una estación meteorológica que aporta constantemente datos de humedad, precipitaciones, y otros indicadores necesarios también a la hora de evaluar rendimientos de cultivos.
El M.Sc. Víctor Manuel Tejeda Marrero, director del IAgric, explicó que todo lo necesario para medir las variables meteorológicas llegó por el proyecto Fortalecimiento de las capacidades para la gestión de los recursos hidráulicos en la República de Cuba, fruto de la colaboración entre los institutos cubanos de Recursos Hidráulicos y de Investigaciones de Ingeniería Agrícola y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
Campo adentro
Con las botas puestas, doblados sobre el surco, pueden verse allí a obreros e investigadores. A Orlando Félix Sarmiento, especialista de Investigación, lo encontramos precisamente en el vivero que preparaban para fomentar el cultivo de la vainilla.
Desde junio de 1983 trabaja aquí y son muchas ya las investigaciones realizadas vinculadas al riego y las necesidades hídricas de frijol, papa, garbanzos, maíz, malanga, etc. “Actualmente me vinculo a los proyectos de yuca, mango y aguacate. Además, apoyo el proyecto de la vainilla. Los datos que recogemos aquí sirven luego para extender los cultivos al resto del país, me explica al tiempo que pondera las mejoras salariales y de atención, tras la implementación de este nuevo modelo de gestión al que poco a poco se van acostumbrando.”
Dentro de la casa tapada varias mujeres hacían lo suyo, acondicionando los canteros donde luego irían las posturas de vainilla. Yamilia Milanés Rizo, al frente de la brigada, explica que se involucran en las atenciones a todos los cultivos: limpieza, riego.
“Ya recibimos capacitación sobre las atenciones que lleva la vainilla, pues es una planta desconocida para nosotros. El salario es bueno y nos beneficiamos con la venta directa de los productos que se cosechan aquí”.
Aunque la ciencia allí es la prioridad, como resultado producen alimentos que aportan al auto- consumo, al consumo social, y generan ingresos por concepto de venta en ferias y mercados.
En las condiciones económicas actuales de Cuba, con carencias de insumos y maquinaria agrícola, unidas a los efectos del cambio climático, poner la ciencia en función de las producciones y luego generalizar los resultados, es tarea primordial si queremos lograr la ansiada soberanía alimentaria. Éxitos entonces a los trabajadores de IAgrop en ese empeño.
