Sublevaciones aborígenes y de esclavos, guerras por la independencia en la segunda mitad del siglo XIX, el movimiento revolucionario de los años 30 y lucha insurreccional a partir del asalto al Moncada; son los períodos de lucha – anteriores al triunfo revolucionario – que mayor presencia tienen en la literatura historiográfica que aborda la temática de rebeldía de los cubanos en favor de su libertad y soberanía.
De enero de 1959 a hoy, sobresalen la lucha contra bandidos, la Crisis de Octubre, las misiones internacionalistas de carácter militar y los combates de Playa Girón, siendo aún escasos los textos que tratan el enfrentamiento armado a la mercenaria Brigada 2506, desde el protagonismo en particular que tuvieron comunidades o unidades militares. La mayor parte de lo escrito centra su atención, de forma general, en la participación heroica de los cubanos.
En este sentido, es de avanzada el libro escrito por uno de los participantes en aquellos combates: el espirituano y caimitense Pedro Bernabé Lorenzo, Artemisa en Girón. Aporte a la victoria, publicado por el sello editorial Unicornio en 2018, con prólogo de este periodista.
Es una valiosa pieza documental, reflejo casi en detalles de la impronta de los artemiseños en las arenas del sur matancero en abril de 1961. Texto con muy buen respaldo documental, bibliográfico y testimonial, acompañado de un oportuno cuerpo de anexos que ayudan a complementar una provechosa lectura y a escribir esta reseña.
Contrario a lo que muchos creen, puede considerarse cuantioso y protagónico el aporte de Artemisa a la aplastante victoria de Playa Girón, que costó a las fuerzas cubanas 176 muertos entre civiles y militares, 800 heridos, dos aviones derribados y cinco tanques destruidos.
Como resultado de su investigación, Bernabé Lorenzo refiere que 1990 nacidos o residentes en municipios de esta provincia, combatieron en Girón y que la mayor cuota fueron los 800 del Batallón 164 de San Antonio de los Baños. Le siguen los 360 milicianos de Güira de Melena y 272 de Alquízar, que conformaban el Batallón 180 y los del Batallón 120, donde se agrupaban 223 combatientes de Bauta, 135 de Caimito y 110 de Guanajay.
De los municipios de esta provincia que comparten el macizo montañoso de la Sierra del Rosario y de los que colindan con estos, fueron menos los combatientes movilizados en Girón. Sus batallones de milicias, después de batir a las bandas contrarrevolucionarias en el Escambray, continuaban cumpliendo esta misión en las llanuras y montañas de esta parte del país. Fue por eso que de Artemisa se movilizaron a Playa Girón solo 37 milicianos y 19 de Mariel, mientras que Candelaria y San Cristóbal aportaron 12 en cada caso y Bahía Honda 6.
Necesaria aclaración: en la cifra de 1 990 combatientes de Artemisa en Girón, no se cuentan cientos de efectivos – artemiseños o no- que estaban movilizados en predios de la actual provincia y desde aquí partieron a la contienda, entre ellos, los casi 800 de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de la unidad militar de El Esperón, los de la base Granma, los pilotos de helicópteros de Baracoa y los pilotos de combate de la base aérea de San Antonio de los Baños. Estas agrupaciones tuvieron 32 caídos en combate.
En el párrafo conclusivo de la introducción del libro de referencia, se ofrece una idea clara del heroísmo de los que partieron de Artemisa y enfrentaron a la invasión mercenaria en cinco de los seis escenarios claves del combate:
“Los pilotos de San Antonio de los Baños hundieron los barcos, derribaron los aviones y apoyaron el avance de las tropas; milicianos de Güira de Melena y Alquízar ocuparon Playa Larga; la compañía ligera de combate del Batallón 116 y del Batallón 180, junto al Batallón de la PNR, artilleros de una batería de obuses de 122 mm de Caimito y Guanajay, tomaron Playa Girón con el apoyo de los tanques. Además, los milicianos de Bauta, Caimito, Guanajay y San Antonio de los Baños, participaron simultáneamente con los pilotos de helicópteros de Baracoa en el cerco y captura de los mercenarios dispersos en el monte”.
Nacidos en Artemisa, fueron tres los caídos en combate: Juan de Dios Fraga Moreno, natural de Caimito e integrante de la compañía ligera de combate del Batallón 116, José Manuel Torres Canals, güireño de nacimiento y residente en Bauta, donde formó parte del Batallón 120 y el más joven de los caídos, Pedro Rodríguez Santana, hijo del pueblo de Alquízar que tenía solo 22 años y pertenecía al Batallón 180.
Nacidos o no en Artemisa, quienes partieron a combatir a los mercenarios invasores, también escribieron con sudor y sangre, otra página de gloria en el largo historial de rebeldía del pueblo cubano.