Mi reino por… una balita. Si el rey Ricardo III combatiese hoy (no en 1485), en lugar de por un caballo, ofrecería la corona de Inglaterra por el tan necesario cilindro de gas licuado. Y, sin subestimar cuánto afecta la disponibilidad de estos últimos, pienso que sería más fácil adquirirlos si hubiera un mecanismo más eficaz.
Ya durante la pandemia de la covid quedaron probados diversos sistemas organizativos, unos mejores que otros o, simplemente, más ajustados a las peculiaridades del lugar.
Soy de los que aprecian la dedicación de muchos de cuantos despachan las balitas, sin importar si el día de la distribución sea sábado o domingo, ni si la noche se les viene encima. Aprecio también el apoyo de delegados, presidentes de consejos populares, jefes de sectores, oficiales del Minint y otros para organizar la cola.
No obstante, con un mecanismo verdaderamente engrasado, no sería precisa tanta colaboración, ni tanto tiempo en vigilia por parte de los clientes.
Siempre recuerdo a un barbero de Guanajay. Tenía una libreta donde anotaba los horarios de la semana siguiente. El cliente elegía según su conveniencia (y pagaba por adelantado); de esa manera ya no debía volver sino hasta 15 minutos antes de su turno.
De no presentarse, perdía el dinero. Pero bastaba llegar a tiempo. Con ese método, apenas le dedicaba 35 minutos a resolver algo tan sencillo que, en casi todas las barberías, nos roba una o dos horas.
Procedimientos son los que sobran. Se pudiera confeccionar un registro de todos los clientes, ordenado de acuerdo con la fecha en que compró la balita ya consumida, y convocarlos desde los de más larga data.
¿Cómo avisar? Con un cartel afuera del establecimiento. Diría, por ejemplo: “comprarán quienes lo hicieron en agosto”. Y hasta tanto no culminen con cada uno, no comenzarían los de septiembre, octubre, noviembre…
Otro modo sería apelar al número de la libreta de abastecimiento: desde el 1 hasta el último y, al finalizar, cabría la posibilidad de iniciar a la inversa.
Continuar de la manera actual propicia otro desequilibrio. Entiendo perfectamente que entregar solo un cilindro por cliente es “justo”, en tanto pretende garantizar el acceso a todos; sin embargo, como está “ordenado” hoy, quien lo adquirió en agosto podrá comprar uno, mientras quien ya lo hizo en octubre o noviembre, sumará su segunda esta vez.
Resulta obvio: ese no puede ser el mecanismo. Incluso estoy seguro de que, cuando se organice minuciosamente por fecha, nadie deberá hacer una cola de muchas horas, aun menos de varios días, porque cada quien sabrá cuándo le toca. Adquirir una balita así, sin vigilias ni largas colas, no es imposible.
En todas las provincias se ha ido organizando por aplicaciones como Ticket o TM …. pero no en Artemisa. Hay que estar en los puntos de gas para ver el trapicheo que hay, los «responsables» de las colas nada tienen que ver con CUPET, seguro lo hacen «desinteresadamente, por amor al prójimo»