Armando de Pedro Capetillo es uno de los pedagogos insignes de la provincia y sin dudas el más reconocido profesional, en la historia del magisterio de Candelaria. Uno de sus tantos discípulos fue Guillermo Lázaro Noa Izaguirre, nacido el 25 de junio 1942 en este mismo pueblo. Lleva casi 60 años vinculado al sector de la Educación y quienes lo conocen lo catalogan como un prestigioso profesor.
Noa, como lo conoce todo el mundo, tiene ya 82 años y es un ejemplo de persistencia, disciplina y profesionalidad. Se le ve preocupado siempre por cumplir con cada tarea que se le asigna en la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), en la zona de defensa, en la sección de base de la Unión de Historiadores de Cuba que él preside, en la Red de educadores populares a la cual pertenece, por solo citar algunos de los proyectos de trabajo en los cuales está involucrado.
Tal vez por esa fortaleza de carácter, firmeza de principios, por su andar seguro y erguido a pesar de los años, por su modo sentencioso de hablar y no permitirse nunca permanecer en lugares donde no reinen la disciplina y la lealtad; es que Noblín Savón Tomassén, director del Preuniversitario Urbano Francisco Frexes Mercadé, donde actualmente imparte Noa clases de Cultura Política, lo asocia con rasgos de la personalidad del Titán de Bronce y lo nombra como su lugarteniente general.
Respecto a la su larga y hasta curiosa trayectoria laboral, vinculada siempre al sector de la Educación y alternando siempre tareas docentes con cargos de dirección, refiere Noa: “Me inicié en 1967 como profesor de Física de los tres grados de la Secundaria Básica Armando de Pedro Capetillo. Asumí aquel encargo honrando el nombre y la obra de mi maestro”.
Con el orgullo del deber cumplido reflejado en el rostro, continuó explicando: “Después, a propuesta de mis compañeros, me desempeñé como director de Educación en Candelaria. Tres veces me dieron esa responsabilidad y nunca dije que no. Sin olvidar que antes de dirigir el sector a ese nivel en Santa Cruz de los Pinos y en Los Palacios, trabajé como subdirector en la ESBEC 49”.
“Además de eso –continuó explicando con cierta dosis de justificada vanidad- cuando se crearon los Órganos del Poder Popular en 1976, pasé a trabajar al gobierno, pero atendiendo Deporte, Cultura y Educación. Nunca me alejé del trabajo de las escuelas. En otros momentos, en Educación municipal de Candelaria atendí la esfera de Cuadros, fui subdirector en pleno Período Especial y dirigí la Facultad Obrero Campesina”.
El Doctor Sergio Márquez Jaca, es igualmente oriundo de Candelaria. Conoce a su pueblo como a la palma de su mano. “Del profesor Noa escucho hablar desde que era un niño. Me precio de su amistad y de su elevada competencia en el oficio; tengo cerca el mejor testimonio, pues mi hijo fue su alumno en el preuniversitario”.
“Hablar de toda la carrera magisterial de Noa es casi imposible. Después de jubilado trabajó impartiendo docencia en tres de las dependencias de la universidad municipalizada: en la Pedagógica, Ciencias Médicas y en Cultura Física. Tanto es el sentido de pertenencia y el compromiso con la enseñanza, que al llamado de la dirección del país en 2008 para que se reincorporaran al sector los jubilados, como trabajadores fijos, Noa se reincorporó en el pre y allí está, al pasar casi 20 años, laborioso y útil todavía”.
Ante la pregunta acerca de un posible retiro definitivo para acogerse al descanso, sin meditar un solo segundo, responde Noa: “Enseñar y educar es el homenaje a mi maestro Armando de Pedro y el mejor aporte que puedo hacer a mi pueblo. Soy y seré un obrero de las aulas”.