Cuando le indagué a Miguel Chile Hernández por los valores requeridos para ser policía, su respuesta no dejó lugar a dudas. “Se necesitan todas las cualidades propias del ser humano: laboriosidad, ética, responsabilidad, precaución y audacia”.
Y esa conclusión resulta obvia, pues un uniformado de azul en nuestras calles y unidades es también una persona, muy humilde por lo general, como en el caso cubano. La génesis de la Policía Nacional Revolucionaria partió del Ejército Rebelde aquel 5 de enero de 1959.
Apenas los barbudos se habían retirado las botas, ni habían siquiera llegado a La Habana, cuando el entonces Comandante Raúl Castro Ruz ya comprendía la importancia de fundar una fuerza de tan altos quilates.
Coincidí con Chile; sin embargo, pensé que la cuota de valor y tantos otros principios debe ser muy superior cuando la confianza del pueblo descansa sobre sus hombros. Al preguntar por una anécdota sonrió; hay muchas historias para contar.
Durante el ejercicio de sus funciones como jefe de sector en el consejo popular Eduardo García Lavandero, del municipio cabecera, se enfrentó con energía al hurto y sacrificio de ganado mayor.
“Un día recibí información sobre el tráfico de carnes en mi área. Rápidamente le conté a Luis Orlando García Duarte, un colega del consejo popular Reparto Nuevo. Tuvimos que esperar en el lugar donde se suponía que distribuyeran el cargamento. Al final, decidimos no perder tiempo y nos trasladamos hacia un tráiler sospechoso.
“Cuando abrieron la puerta capturamos al autor principal y ocupamos la carnes de un caballo que habían sustraído de la recría. Ya estaban hasta colocadas en jabas para la venta. En lo adelante atrapamos al resto de la banda”.
La determinación de un jefe de sector así refuerza la tranquilidad ciudadana y el orden interior. Sin embargo, un hombre solo avanza poco. Chile asegura haber disminuido este delito en el Lavandero gracias a la coordinación de los factores, vecinos y colaboradores.
Hasta 2022 se mantuvo como jefe de sector, después de pasar por varias demarcaciones de la Villa Roja; fue agente de orden público en el bulevar y jefe de grupo. En la actualidad lleva las riendas del grupo de enfrentamiento del municipio, pero todavía lo relacionan con el barrio.
Ahora su rol consiste en controlar la imposición de multas, la identificación de carros en la vía, la captura de personas en búsqueda, entre otras tareas.
Al igual que a muchos jóvenes oficiales, el ejemplo de su papá José Chile Castellanos en las filas del Ministerio del Interior le inspiró para incorporarse a finales de 1998. Egresado del Instituto Superior Capitán San Luis, Chile afirma que siempre encuentra tiempo para compartir momentos agradables junto a sus tres hijos y toda la familia.
“Hay que valorar nuestro trabajo contra las indisciplinas sociales y en la atención a los conductores de vehículos”, considera. “El policía debe motivar el respeto por su conducta para dirigirse a la población y combatir las ilegalidades en cualquiera de sus manifestaciones”.