Once artemiseños se prepararon en el exilio mexicano y alcanzaron la condición de expedicionarios del yate Granma. Seis de ellos fueron moncadistas: Ramiro Valdés Menéndez, Ciro Redondo García, Julio Díaz González, José Ramón Ponce Díaz (Todos de Artemisa), José Ramón Martínez Álvarez y Jaime Costa Chávez (Ambos de Guanajay. El segundo traicionó a la Revolución después de 1959).
Los otros cinco: Mario Fuentes Alfonso y José Fuentes Alfonso (De Guanajay), Arnaldo Pérez Rodríguez, de Artemisa, al igual que Oscar Rodríguez Delgado y Carlos Israel Cabrera Rodríguez. De estos dos últimos puede afirmarse que en los marcos provincia y particularmente en el municipio capital, se desconoce sobre su actividad revolucionaria.
Oscar nació en la Villa Roja, el 18 de febrero de 1932. Solo pudo terminar los estudios primarios y a los 14 años se vio obligado a iniciar su vida laboral en labores de jardinería. Su espíritu de superación lo llevo a matricular y graduarse de mecanografía, taquigrafía y dibujo comercial. Después emigró a Estados Unidos tratando de buscar mejores horizontes económicos, hasta que en 1955, se unió al Movimiento 26 de Julio, llegando a ser tesorero en un club patriótico de Miami.
Cuando tuvo oportunidad, en mayo de 1956, aun con solo dos meses de haber contraído matrimonio, se fue a México, se vinculó con Fidel y se ganó la condición de expedicionario del yate de la libertad. Fue asesinado después del desembarco del Granma.
Esa misma suerte corrió su coterráneo Carlos Israel Cabrera Rodríguez, quien nació el 24 de mayo de 1935. Muy joven salió de Artemisa. Asumió responsabilidades y liderazgo dentro del movimiento estudiantil del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana y se vinculó con la Juventud Ortodoxa, identificándose con la línea insurreccional de Fidel, a quien conoció en Prado 109, sede del Partido Ortodoxo. Estuvo entre los candidatos a participar en el asalto al Moncada. No fue asaltante pero luchó con fuerzas por la excarcelación de Fidel y sus compañeros, presos en Isla de Pinos.
Carlos Israel participó en importantes acciones clandestinas en la capital y fue perseguido por las fuerzas policiales de Batista, lo que lo obligó a salir hacia Unión de Reyes, en Matanzas, donde trabajó como maestro. Tras su regreso a la capital continuó en la lucha clandestina. Se destacó en la toma de la emisora Radio Caribe, acción donde fue leída una proclama escrita por él. Partió a México en 1956 para encontrarse con Fidel.
Casi un mes antes de la salida del Granma de México, escribió a un amigo sacerdote en memorable carta: “Voy guiado por la estrella del deber. Esa estrella me matará o me clavará en el pecho el emblema de la gloria. Tal vez me veas vanidoso l contemplar el reflejo de mis palabras; pero la vanidad es la forma descolorida del orgullo y yo me siento orgulloso del camino que he emprendido…”. Con 21 años, murió después del desembarco.
Estudios realizados demuestran que en Alegría de Pío, el 5 de diciembre de 1956, solo cayó combatiendo Humberto Lamothe Coronado. Un campesino dio testimonio de que ese mismo día, juntos, vio ensangrentados y muertos a los artemiseños Oscar Rodríguez Delgado y Carlos Israel Cabrera Rodríguez. Tal vez fueron los primeros expedicionarios asesinados. Su vida y obra revolucionaria son dignos monumentos al valor y el patriotismo.

