Días atrás abordamos aquí algunas de las principales deficiencias de los servicios de la Empresa de Correos de Cuba en el territorio, con la promesa de retomar el tema. Por tanto, saldamos la deuda con nuestros lectores, desde la óptica de cibernautas y autoridades del sector.
Una de las mayores debilidades de Correos, en los últimos tiempos, ha sido la inestabilidad en su dirección, tanto en las Unidades Empresariales de Base (UEB) de cada municipio, como en la empresa, fenómeno que ha motivado varios criterios negativos.
Desde Telegram el usuario Maikel calificó la calidad de su quehacer en -10, “por la demora en los pagos a los abuelos en el Hogar de Ancianos Fidel Labrador”; entretanto Milady Balsinde se preguntaba “por qué no se pueden enviar cartas en Cuba. Hace poco salió en Juventud Rebelde una explicación del Ministerio de Comunicaciones sobre este servicio, pero la realidad es que no existe”.
Asimismo, Yise asegura que “ellos no tienen escala de evaluación, empezando que no cumplen con el horario. Abren y cierran a la hora que estimen conveniente”.
Sobre otra de las prestaciones de Correos conversamos con Ariadna del Cerro, mientras aguardaba su turno en la oficina comercial de Artemisa. Nos comentó que ha recogido paquetería de España y siempre la han llamado; “nunca he tenido problemas”.
En San Cristóbal este equipo encontró opiniones favorables, como la de Roberto Crespo Cruz, quien había ido a la ventanilla a cobrar su jubilación.
“Los servicios son bastante eficientes. Llegué ahora mismo, soy impedido y no tuve ni que marcar, ya que no había cola. Además, existe un sistema de mensajería. Cinco compañeros van a las casas de los ancianos y les llevan el dinero”, apuntó.
Entre insatisfacciones y experiencias positivas andan los artemiseños. En ese caso, ¿qué dicen los administrativos?
El sello de cada responsable
Zaiyara Cabrera Góngora, directora general de la Empresa Provincial, ase- gura que lo ocurrido con las chequeras de los abuelos en el hogar de ancianos tiene que ver con la falta de disciplina y control. Para llegar hasta esa institución, bajo el amparo del Ministerio de Salud Pública, “en la ciudad cabe- cera se asignó un triciclo eléctrico, que se utiliza, entre otros menesteres, para distribuir paquetería a domicilio y trasladar la prensa”.
El completamiento de la plantilla de carteros para cumplir estas funciones no es un problema, sostiene a su vez Aimara Acosta Ajete, subdirectora de la UEB de San Cristóbal.
El envejecimiento poblacional “ha contribuido al incremento del servicio a domicilio. Lo que pasa es que disminuyeron las plazas y ahora solo hay cuatro para todo el casco urbano. De esa forma, abarcan una zona más amplia y demoran varios días en esos quehaceres, pues, además, cuentan con una cifra limitada para pagar seguridad social”. También indagamos con Moraima Hernández Abreu, directora adjunta de la entidad, acerca de las quejas sobre la distribución de cartas, y asegura que existen todas las denominaciones de sellos en cada localidad.
Muchas de las inquietudes se relacionan estrechamente con la falta de información. Por ejemplo, para el usuario Eduardo, lo único que hace Correos es vender sellos digitales, “cuando hay corriente y conexión. No encuentran soluciones a los problemas, solo justificaciones”.
Y tal vez, precisamente por esa escasa comunicación institucional, no se divulguen adecuadamente los horarios de trabajo de la institución, ni otro de sus servicios más recientes: la impresión y fotocopia de documentos.
De acuerdo con Cabrera Góngora, “este solo funciona en Artemisa y San Antonio de los Baños, pero ha sido inestable, aunque ofrecemos las opciones más económicas del mercado: una hoja cuesta 6 pesos, y una con imagen, 10 pesos.
“También tenemos un plóter o trazador gráfico que revela fotos de 15 e imprime almanaques. Incluso, disponemos de material para elaborar lonas”, otra de las alternativas de mayor demanda entre los jóvenes, que de acuerdo a la lógica del sector estatal, quizás resulte más asequible.
“Esa apertura ocurrió debido a que el Grupo Empresarial nos amplió el objeto social. Además, podemos arrendar locales y vender mercancías”, lo que genera nuevos ingresos. De ahí el desafío de Correos, en buena medida: diversificarse, a tono con los tiempos, sin perder la esencia por la cual existe.
¿Morir en un “timbiriche”?
A partir de esas facultades, los estanquillos han pasado, en casi todos lugares, a manos de cuentapropistas. Antonio González Dagas, director de la UEB del Ariguanabo, explicó que cuentan con dos, uno en proceso de contratación con un trabajador no estatal, y el otro, ubicado en el área rural y para el que se realizan gestiones de traslado al pueblo, en busca de ubicación.

En el caso del municipio de Artemisa, existen tres estanquillos, dos de ellos a merced de las exigencias del mercado, con un aporte nada despreciable cada uno de 5 000 pesos mensuales a la empresa. Asimismo, en el Consejo Popular Reparto Nuevo existe otro, en proceso de reparación, y el de Lavandero desapareció, dijo Oniel Chapotín Hernández, el director en Artemisa, mientras investigábamos para este reportaje.
Del mismo modo se esfumaron revistas, material de oficina, almanaques en diversos formatos, libretas…, y cuanto de útil y afín a Correos pueda expenderse en los lugares que, de forma tradicional, le identificaron.
¿Que escasea el papel? Lo sabemos, y a veces también la voluntad, el conocimiento de las necesidades del cliente, las estrategias comerciales y alianzas ya imprescindibles en esta época.
¿Que se pueden hacer cosas diferentes? Estamos convencidos, los artemiseños lo necesitan. Es hora de estimular el ingenio, la creatividad y la eficiencia, para que Correos tenga remitentes…, pero de elogios y gratitudes.
POR YEMMI VALDÉS, JOSÉ ANÍBAL RAMOS Y MARÍA CARIDAD GUINDO