Tiene ante sí un auditorio diverso, los mismos que marcaron una X al elegirle como delegado de la circunscripción, que esa tarde noche de la votación le pasaron la mano por el hombro para felicitarlo, que le dijeron “cuenta conmigo”, pero también los que pueden listarse en otras categorías, no tan agradables.
A todos debe rendir cuenta de su gestión, de los problemas resueltos, de los planteamientos acumulados, de las posibles soluciones…, debe además mostrar elocuencia al informar del acontecer a diferentes niveles, y ser receptivo al escuchar.
Nadie dirá que es fácil. Cuba, Artemisa, mi barrio, el tuyo, viven momentos complejos, más allá de los económicos, y la primera muestra se vislumbró esa noche, cuando ese delegado joven, quien por vez primera se enfrenta al proceso, tenía pocos de su edad enfrente, y a ellos les corresponde, por ley de la vida, echarse a la espalda parte de los cambios, pensaba desde mi orilla ya con algunas canitas.
Se habló fuerte y claro, y ahí está la transparencia de esta sociedad. La mayoría de los vecinos estaban, y aunque no muchas manos se levantaron, quienes lo hicieron fraguaron un espíritu que contagió al resto.
Tenemos muchas necesidades materiales, pero nadie las refirió, el tono de las intervenciones giró acerca de falta de organización, de control, de medidas adoptadas por un jefe detrás del buró, de cómo repartir equitativamente lo que nos corresponde, de ser capaces de velar por lo de todos, de los valores, de la hermandad, de la empatía…
Vuelve a dar de qué hablar la distribución de gas licuado, a pesar de ser un servicio que se amplió a varios puntos del municipio cabecera ¿Se ha hecho algo diferente para obtener opiniones distintas? ¿Cuándo se sentirán señalados con el antipopular sistema de entrega de la balita quienes así lo decidieron? ¿Por qué deberá ser insatisfacción constante, sobre todo de quienes trabajamos, la compra de ese producto?
En la mira, las guaguas arrendadas por cuanta empresa puede hacerlo, al punto que quienes están en la acera, no saben si es o no un transporte popular, pero son capaces de apreciar la indolencia que expresan los asientos vacíos, mientras hay muchos “luchando por llegar temprano a su centro laboral”.
Punto y aparte la entrega de productos de Tiendas Caribe y Cimex, que no atañen solo a esas sucursales, sino al gobierno local. Alguien decidió que aunque vivas en la rotonda de Artemisa te los puede asignar en la tienda conocida como el semáforo, y si no vas de 8:00 a.m. a 4:00 p.m. del propio día lo pierdes. ¿Absurdo?, pues sí, pero beneficio para algunos, denuncia literal.
Por si fuera poco, en aquella noche en la cual rendía cuenta el delegado, también escuchó opiniones acerca de la Empresa Eléctrica; suponía que de los apagones o la inestabilidad en el servicio, pues parece quita y pon, lo que alude a fallas en el sistema por alta demanda, pero pudiera generar roturas de equipos hogareños, casi sin oferta en el mercado nacional.
Sin embargo, esta vez el elector habló de lo que “todo el mundo ve y aún nadie resuelve”, dijo. El alumbrado público de avenida 41 se pasa gran parte del día encendido, un gasto considerable; mientras, hubo otra vecina que se indignaba por las lecturas a su metro contador, las que no leyeron pero si acotaron cientos de Mega Watts a su cuenta, que desde junio, aún no consume, expresó.
Un ampirol que estuvo, y medianamente cubría la demanda del vertimiento de desechos sólidos del barrio, y dejó el lugar a expensas de roedores, insectos dañinos, enfermedades y otras calamidades, también llegó a oídos del delegado en su primer proceso de Rendición de Cuenta.
No hubo objeción en recibir más opiniones, incluso se tocaron otros temas, y las cabezas de la mayoría asentían con seguridad, estar a tono con aquellos planteamientos, pero, ¿y ahora?
¿Irán a una tabla estadística, de reunión en reunión, de mesa a gaveta, y después… llega uno y otro proceso más? Los vecinos confían en la Revolución, pues se sintieron parte, y esa gratitud se debe ver reflejada en la solución de sus problemas.Ni la organización al distribuir balitas, ni la indicación para expender productos de Tiendas Caribe o Cimex al menos de 48 a 72 horas, ni la prohibición de que los ómnibus se trasladen sin personal, ni el alumbrado público encendido en horas diurnas, ni la lectura sistemática del metro contador, son determinadas por el Bloqueo que en ocasiones, entra de justificante en millares de reuniones.
Existe, claro, incapaz de mencionar lo contrario cuando cada octubre Cuba expone ante las Naciones Unidas los miles de argumentos de la genocida política de Estados Unidos, pero capaz de asegurar que con más control, organización, con más espacios de intercambios, con más oídos receptivos como los de este delegado, y a la vez con mayor acción inmediata, se acortaría la lista de los problemas subjetivos de los cubanos, de los artemiseños.
Rendir cuenta se asume como un acto de liderazgo y transparencia. Que esos problemas planteados sean resueltos para devolver al barrio la satisfacción de haber puesto la X, en la propuesta correcta para delegado, cierra un proceso —también genuino— de la idiosincrasia de este archipiélago.