Su gente de Guanajay le sacó las lágrimas a Yunier Fernández Izquierdo. Dice que no está acostumbrado a un recibimiento tan grande. Para el campeón paralímpico en la competencia de paratenis de mesa en París 2024, la acogida fue de verdad muy espontánea: ¡maravillosa!
El laureado jugador no solo ganó medalla de oro en la Ciudad Luz, sino que conquistó también el cariño de su pueblo, principalmente los vecinos de La Taconera. “De ellos nace mi motivación para levantarme, entrenar y hacerlo mejor cada día”, asegura.
La historia de este héroe tenaz no comenzó en su infancia. Él mismo confiesa haber sido un niño común, hiperactivo, que andaba por el barrio descalzo y prefería el fútbol, aunque pasó por otros muchos deportes.
Únicamente en el tenis de mesa le vieron cualidades. Pero ya de joven comenzó a estudiar Licenciatura en Cultura Física. “En mis metas no estaba ser un gran deportista, solo quería ser profesor”.
Fue precisamente en la Facultad donde salió corriendo y saltó a la piscina, sin percatarse que la estaban llenando y no tenía mucha agua. Se fracturó las vértebras C5, C6 y C7 de la cervical. No volvería a caminar nunca más.
-¿Qué te impulsó a superar ese accidente?
“Mi familia y las ganas de vivir. Fue muy difícil, con 20 años, verme atado a una cama. Pero lo logré. En ese tiempo, un antiguo profesor mío se enteró de mi discapacidad, me buscó y me animó a practicar paratenis de mesa.
“Luego me llevó a la Copa 4 de Abril, en Villa Clara. Allí perdí con todos. Entonces le dije que no quería seguir, pero el profe me convenció. Ahora cuando hablamos, porque nos hicimos amigos, me recuerdan aquella derrota inicial”, cuenta sonriendo.
“El paratenis me brindó una oportunidad de superación personal”, afirma convencido del papel del deporte.
Comenzó a competir en 2005, e integró el equipo nacional en 2007. Ganó plata en los Parapanamericanos de Río de Janeiro y la clasificación a los Paralímpicos de Beijing, donde ascendió hasta el quinto lugar.
En el evento continental de Guadalajara 2011 quedó en bronce, y en Toronto 2015 volvió a obtener plata.
-¿Cómo enfrentabas la derrota?
“La experiencia competitiva y la maestría adquirida durante los años, te dan un margen de confianza de que sí se puede, porque has estado ahí, al límite, y solo resta dar otro pasito. En los Parapanamericanos de Lima 2019 por fin llegó la presea de oro. Fue como quitarme una mochila de plomo que tenía en la espalda”.
-¿Y cuál ha sido la reacción de la familia?
“Siempre la misma, incondicional, todo el tiempo apoyándome en las buenas, las malas y las peores. No les interesa mi resultado, sino que me sienta bien con cuanto estoy haciendo. Si estoy mal, ellos también. Entonces, procuro sentirme bien para la felicidad de todos”.
-También en los Juegos Olímpicos quedaste cerca del podio dos veces. ¿Cómo era volver a empezar cuatro años después?
“Es una historia larga. Después de Beijing, repetí el quinto lugar en Tokyo 2020. Siempre me tocaba enfrentar a los asiáticos; por eso, en este ciclo me preparé para enfrentarlos, al punto que hace dos meses le gané al segundo del ranking mundial, un sudcoreano, y eso me incrementó la confianza.
“En París 2024 mis rivales me hicieron el favor de quitármelos del camino. Pero pienso que podía tener el mismo éxito también con ellos. Como no pudimos vernos net por medio, me queda esa espinita”.
-¿Qué hizo la diferencia en París?
“Mi preparación psicológica. En mi clase, en mi categoría, los atletas están al mismo nivel técnico-táctico, lo que define es quien esté mejor psicológicamente, y yo me sentía muy fuerte; de ahí salió el mejor resultado”.
-¿Cómo es ese golpe con efecto tan demoledor que usaste?
“Ese se lo debo a los muchos años de entrenamiento, de perfección y de mucho empeño en que la pelota caiga lo más cerca posible de la net y regrese, para que al adversario le sea difícil alcanzarla. De esa manera logré muchos puntos. Es mi técnica favorita”.
-¿Cuándo supiste que no solo te conformarías con el podio, sino que la medalla podía ser de oro?
“Siempre entreno para vencer. Me propuse pasar la barrera del quinto puesto, que tanto me había costado. Ganar ese partido me dio una confianza muy grande. Yo le decía a mi psicóloga que ya no me ganaba más nadie, que esta Olimpiada era mía, porque era mi momento.
“Ella siempre me repetía que tuviera calma, ‘pasito a pasito’. Pero cuando superé esa barrera, me sentía muy fuerte psicológicamente de que iba a ganar”.
-¿Y por qué el italiano resultó más difícil?
“En mi opinión, de los que estamos ahora en los primeros lugares del ranking, el italiano es quien más ha desarrollado su nivel técnico-táctico y psicológicamente. Está jugando muy bien. Incluso me había derrotado 3-2 hace dos meses en una competencia. Solo que mi preparación me tuvo siempre enfocado en lograr el objetivo”.
-¿Qué es para ti Rieldis Ortega?
“Más que un entrenador, es mi hermano. Llevamos 20 años juntos trabajando. ¿Que si discutimos? Todos los días, pero él es amor y entrega.
“Rieldis, mi familia, La Taconera, Guanajay y el Estado cubano significan mucho para mí. La Revolución me dio la oportunidad de intervenir en los Juegos. Muchos países no garantizan las condiciones para que los atletas participen. Si no hubiera Revolución, no habría sueño”.
-¿Qué piensas hacer ahora?
“Me tomaré un descanso, porque estoy estresado. Han sido muchos meses de entrenamiento, de competencia. Necesito coger un diez y resolver varios asuntos de salud, para enfrentar los entrenamientos del próximo ciclo y prepararme luego para el Mundial. Mientras me sienta en condiciones de competir, continuaré”.
-¿Entonces, la tenacidad de Yunier no termina y quizá participes en otros Juegos Olímpicos?
“Sí. Pueden estar seguros que, si todo está bien de salud, voy a regresar”.


