Fue la noche que se merece cualquier lugar de Cuba. Derroche de alegría sana en un ambiente familiar. El de la gran familia del barrio. Y la Casa de la Música le dio el toque especial a la fiesta. Hubo canto, baile, dominó y caldosa, en defensa de una tradición bien cubana: la espera del aniversario de los CDR.
Bien comentaba la actriz y promotora cultural Nachy Valle, es esa tradición tan útil a la formación de niños y jóvenes. Porque los comités no son espacio para el acecho sino para la solidaridad; no para vigilar al vecino, sino para ayudar, compartir desde el buchito de café hasta el aguacate o la aspirina, y unirnos para defender la tranquilidad en nuestras viviendas.
Por eso, no podemos dejar de celebrar cada año, en la víspera del 28 de septiembre. Esa noche de preparar juntos la caldosa con lo que cada quien consiguió aportar, de bailar hasta tarde y confraternizar unos y otros, bien vale la pena mantenerla.
Y participarán todos: los más trabajadores y los vagos, los agradecidos y quienes solo ven manchas, los odiadores y los odiados, los tenaces y los que se rindieron, los futuros emigrantes y los que echan raíces, los vendedores y los necesitados, los escandalosos y los mojigatos, los nuevos ricos y los vulnerables, los ancianos y los jóvenes.
Meilinj Hernández Gacita, directora de la Casa de la Música, comenta que la actividad de este viernes la “preparamos con el apoyo habitual de la CCS Marcos Martí, que nos brindó las viandas para la caldosa, de la Casa de Cultura, Luminitza y su grupo de danza Temperamento, el cantautor José Sisto López y nuevos actores económicos.
“Desde la fundación, siempre hemos llegado al barrio mediante el proyecto La Casa en tu comunidad; cada mes visitamos una diferente o alguna institución social, para llevarles algo de cultura y hacer algo nuevo.En el caso de los CDR, todos los años lo celebramos en un comité destacado que propone la coordinación provincial”.
Esta vez, la organización entregó un reconocimiento a la Casa de la Música, por las actividades en apoyo a los CDR. Y el comité #4 de la zona 84 vibró con las pegajosas pero inteligentes canciones de Sisto y disfrutó el baile de la joven Antuanet y las espectaculares coreografías de Temperamento.
Cada cual bailó también su música favorita, jugó dominó, bebió caldosa, ron o refresco. Silvio Rodríguez Pi, el coordinador de la zona, lo explicaba en sencillas palabras: es solo ponerle corazón al barrio.
Y Ania Thompson Blanco, la coordinadora provincial, insistía: sobran razones para festejar.Desde luego, los CDR tienen ante sí difíciles encomiendas, como la labor ideológica con los jóvenes, principalmente en los llamados barrios en transformación. Habrán de apelar al dinamismo propio de esas edades, a la pasión que sean capaces de transmitir.
Siempre que lleguen a un comité, lo decoren como al CDR 4 y consigan entusiasmar a los vecinos a proteger su propio espacio, embellecerlo y organizar su fiesta, no habrá siquiera una interrupción eléctrica que pueda apagarles la alegría.



