Una tasa de mortalidad infantil de 6.6 por cada mil nacidos vivos registraba Artemisa hasta el 20 de agosto, cuando 1960 bebés habían llegado al mundo este año en la provincia.
La cifra incumple el propósito trazado a nivel de país de lograr 5.9 o menos; si bien no complace, ubica al territorio por debajo de la alcanzada en Cuba hasta esa fecha: 7.5.
En Artemisa, se acumula la misma cantidad de fallecimientos con respecto a igual período del año anterior; sin embargo, ocurrieron más de 580 nacimientos menos, lo cual provoca un aumento en el indicador.
Precisamente la disminución de la natalidad constituye otro elemento negativo, un fenómeno manifiesto a escala nacional. En la nación se habían reportado hasta ese día 42.338 nacidos vivos, 10.408 menos con relación a igual lapso de 2023. Ello constituye un decrecimiento considerable que impacta directamente en la dinámica demográfica del país, marcada por el envejecimiento poblacional y la emigración.
Una muerte materna había acontecido en la provincia, no relacionada directamente con el embarazo o parto, sino causada por leptospirosis.
El flujo constante de información desde los municipios y el análisis diario de las estadísticas permite a los especialistas del Programa Materno Infantil en Artemisa establecer estrategias y adoptar decisiones en cada momento.
“A los grupos gestacionales entre 26 y 34 semanas los estamos revaluando de manera extraordinaria, porque la prematuridad espontánea ha sido el problema mayor que se ha presentado este año. Además, supervisamos el trabajo cada día en un municipio diferente: discutimos los planes de medidas de las visitas ministeriales, hemos hecho una reorganización del recurso humano en los consultorios médicos, de manera que no exista una embarazada o un lactante sin un doctor responsable de su atención”, declaró Marlon Borrero Pacheco, jefe del Pami en el territorio.
Como elemento muy positivo resaltan los índices de cero mortalidad infantil y materna logrados en el Plan Turquino artemiseño durante los últimos ocho años, zona que comprende las montañas de Bahía Honda, San Cristóbal y Candelaria.
En 2023, la provincia registró una tasa de mortalidad infantil de 3.9, inferior al indicador del país.