Llega el verano y como es común en esta época del año en nuestro país, aumentan las lluvias y las altas temperaturas. Estos elementos, unidos a la acumulación desmedida de basuras y el crecimiento de la hierba, se convierten en entorno ideal de cría para los mosquitos, principales transmisores de las arbovirosis (enfermedades transmitidas por su picada), hablamos de zyka, chikungunya, fiebre amarilla (erradicada en Cuba desde 1904) y dengue, esta última con una alta tasa de incidencia en nuestra provincia.
Sobre el dengue, enfermedad peligrosa y con un gran número de casos diagnosticados, las autoridades de salud aconsejan acudir al consultorio, policlínico u hospital más cercano ante cualquier síntoma, para recibir tratamiento y evitar la gravedad.
Además, los enfermos deben usar mosquitero, ropa adecuada para prevenir las picaduras, y repelentes.
Sin embargo, no solo la visita al médico y esas otras medidas resuelven la situación. Unido a ello se deben efectuar una serie de acciones en nuestro entorno para eliminar las condiciones que ayudan a la proliferación de los vectores.
La disciplina social es fundamental en este combate. Hablamos de evitar la acumulación de basura en lugares inadecuados, tapar todos los recipientes con agua, limpiar de hierbas las áreas aledañas a nuestra vivienda y centros de trabajo, realizar el autofocal tanto en la vivienda como en los centros de trabajo cada siete días, lo cual incluye cepillar el interior de los recipientes de agua (incluidos bebederos de mascotas), voltear y colocar bajo techo los recipientes vacíos. Es preciso, además, permitir la fumigación y mantener las viviendas cerradas 45 minutos después de ser fumigadas.
A estas acciones cotidianas que deben ejecutar los ciudadanos, deben necesariamente sumarse también las instituciones estatales que en su objeto social tienen como encargo, recoger los desechos sólidos y líquidos, evitar salideros en tuberías, arreglar las calles, chapear las áreas públicas, garantizar
la disponibilidad de los productos para fumigar y las encargadas de educar a la población acerca de los riesgos a los que estamos expuestos si no cumplimos con nuestras obligaciones.
A complicar todo el panorama antes mencionado ha llegado recientemente el Oropouche, una enfermedad viral, trasmitida por mosquitos distintos al conocido Aedes Aegypti, con un curso parecido al dengue, pero en general más benigno. Es quizás una especie de recordatorio de cuánto tenemos que hacer por esa higiene que significa salud.
El llamado está hecho, no podemos bajar la guardia ante esos pequeños enemigos que tanto daño nos hacen.