Debería ser un reto copiar el empeño de María. No hay nada fraudulento en usar su misma fórmula laboriosa. Así sus discípulos ganaron 25 medallas en el judo de los 60 Juegos Escolares Nacionales. Si hubiera muchas como ella en todos los deportes, Artemisa no hubiera terminado en el lugar 14.
Ella no esconde ninguna compleja metodología, solo tenacidad, la misma que la condujo a usar cinturón negro con grado de cuarto dan, y a ser medallista nacional de la primera categoría y del torneo internacional Judoguis Dorado, pese a iniciarse tarde en el judo, a los 15 años.
Afán. Esa es la respuesta al dominio de sus muchachos en los recién concluidos juegos, la diferencia con respecto a otros deportes, incluso de combate.
“El judo tiene una muy buena escalera desde la categoría 11 y 12, que se trabaja en los municipios. Esos niños comienzan la práctica a edades tempranas y compiten a nivel nacional. Nosotros seguimos su preparación el año entero. De ahí continúan hacia la Eide; muchos ya son medallistas”, explica la entrenadora María Luisa Pérez Hernández.
Si en 2023 ascendieron al segundo escaño, esta vez fueron campeones, evidencia de un trabajo sostenido.
“La estrategia consiste en realizar una buena captación y cumplir con el macrociclo de entrenamiento, desde su fecha de inicio hasta los Juegos Escolares.
“Requiere disciplina, perseverancia y motivación en cada jornada. Trabajamos todos los días, mañana y tarde, sin parar todo el año. Cuando un entrenador tiene un problema, los demás le cubrimos; estamos unidos. Además, topamos casi todas las semanas. Y nos guiamos rigurosamente por el plan de entrenamiento.
“¿Cómo captar y mantener tantos muchachos? ¿Dónde buscar la cantera y el relevo? En los municipios. Con las copas pioneriles que se organizan entre ellos, el torneo provincial y un concentrado con los tres primeros lugares durante aproximadamente tres meses.
“Según su desempeño, se conforma el equipo que representa a Artemisa en el campeonato nacional pioneril, y de ahí nace la captación a la Eide”.
Pareciera que basta con guiar esos talentos, pero su labor es con niños, adolescentes y jóvenes: precisa un fino equilibrio entre rigor y confianza.
“Aunque les exijo en cada ejercicio para que cumplan el objetivo previsto, primero les explico la importancia para su preparación, y de esa forma les inspiro confianza. Para ser campeón, un judoca necesita disciplina y voluntad.
“Idalys Ortiz, nuestra campeona olímpica en Londres 2012, estuvo en el Open Panamericano de Varadero, en la sala de calentamiento, conversando con Brayan Delís y Hansel Delgado antes de salir a discutir el oro. Siempre viene a la escuela en fechas señaladas. Es una excelente persona, con muy buena formación dentro de la sociedad.
“¿Mi ‘librito’ para formar futuros campeones? La constancia. Estar todos los días encima del tatami. No hay mal tiempo ni malestar alguno que me detenga.
“Yo no pude tener hijos; creo que por eso la vida siempre me tiene rodeada de niños, para enseñarlos y educarlos. Quiero ser un ejemplo para ellos”.
María se graduó de Licenciada en Cultura Física y ostenta la categoría de árbitro internacional; sin embargo, aún le queda un gran sueño por realizar.
“Quisiera que, de todos mis alumnos en el equipo nacional, alguno sea campeón olímpico. Ya tengo un subcampeón mundial junior (también titular panamericano y centroamericano siendo mi alumno), que es Omar Cruz”.
La entrenadora artemiseña solo tiene el coraje de erigirse, a fuerza de trabajo, en esa ganadora que muchos otros desean ser. Nadie tendría que escuchar las palabras de María, sino apenas observar cuanto hace, descubrir cómo lleva a sus alumnos a triunfar… y copiar su empeño.