Participar en la Asamblea Nacional del 1 de agosto hace 15 años, cuando el Parlamento decidió por el artículo 75 de la Constitución, inciso P, crear la Contraloría General de la República de Cuba, es privilegio y compromiso para Jorge Hernández Zubizarreta, quien hace unos diez años dirige esta estructura en Artemisa.
Ejercer la más alta fiscalización sobre los órganos del Estado y del Gobierno, deviene misión de quienes tienen en sí tanto de control como de instrucción, pues les ocupan cursos de capacitación para habilitar auditores internos, otros de especialización para técnicos superiores en Economía, incluso a abogados, ingenieros y demás profesionales capaces de generar el necesario ambiente de control, explica el también Licenciado en Contabilidad y Finanzas.
De la utilidad de la Contraloría nos amplía Hernández Zubizarreta, siendo una fortaleza desde la Guía de Control Interno, que garantiza, de existir problemas, detectarlos a tiempo y actuar sobre las causas y condiciones.
Artemisa, en los 13 años desde su fundación, ha sido marcada por el descontrol en el uso del presupuesto y las cadenas de impagos, sobre todo en la Apicultura, Correos y Comercio, refiere el Master en Dirección General.
Mientras, de esa propia última empresa Productos Universales, ubicado en San Cristóbal y perteneciente a la Empresa Provincial de Comercio, distingue por el ambiente de control, a quienes se unen, por solo citar algunos ejemplos, Los Naranjos, Campismo, Palmares, Transporte, la Avícola…, enumera el contralor.
“El año 2024 ya tiene expedientados 17 hechos de corrupción, de ellos seis de subordinación local y 11 de entidades con subordinación nacional. De los imputados, 13 abandonaron el país, no obstante, el delito económico no prescribe”, aclara.
“Para combatir la corrupción se prevé un enfoque multidisciplinario, lo dice lo legislado y también la experiencia. Hay que capacitarse, buscar apoyo, intercambiar con los obreros, y la Contraloría tienen la capacidad de educar, persuadir, exigir, controlar, pues son los recursos de todos, aquellos que, en caso de no hacerse lo que se debe, privilegian a unos pocos de manera muy injusta”.
En la Contraloría y en los profesionales que la honran también nos va el prestigio de la Revolución. No habrá dudas, que junto a otros órganos de control su participación en la sociedad que construimos es imprescindible, de ahí la confianza y lealtad en función del deber.