La economía cubana atraviesa momentos difíciles, y eso nos afecta a todos. Sus causas, sin minimizar nuestros errores, tienen un denominador común: el férreo bloqueo al que nos somete Estados Unidos.
Resistir debe ser nuestra máxima para no traicionar nuestra historia. Ser fieles a los principios es hoy una necesidad y un reto para todos los que habitamos este archipiélago, por ello quienes de forma voluntaria eligen servir y proteger los recursos de la economía, deben estar conscientes de la importante misión que asumen y que a las carencias debemos oponerle la honradez y la vergüenza.
La labor de los custodios es importante y fundamental en la conservación del patrimonio social del que todos dependemos; traicionar esa confianza siempre produce un daño considerable a la economía y afecta los valores éticos de sus colectivos.
Tal fue el caso de hechos conocidos el pasado año en el Complejo Agroindustrial Harlem, de Bahía Honda. El sector azucarero, ejemplo histórico de dignidad y principios en nuestro país, ha sufrido como ninguno los embates del bloqueo y los cambios ocurridos en la década del 90 del pasado siglo, con la desaparición del campo socialista, y aunque fue doloroso y necesario reducir el número de industrias, el país se esfuerza al máximo por mantener la producción de azúcar para la canasta básica y el consumo social.
En ese contexto, dos custodios de dicha entidad, aceptaron importantes sumas de dinero por permitir que dos grupos integrados por varios ciudadanos, sustrajeran el preciado producto de los almacenes de producción terminada del citado complejo. En un primer momento recibieron por ello 10 000 CUP y los autores usando un camión ZIL 130 de la misma empresa se apropiaron de una tonelada de azúcar; posteriormente, esa misma noche aceptaron 13 000 CUP por igual conducta.
Conocidos los hechos por los órganos de investigación del Ministerio del Interior, de inmediato fueron detenidos los 12 participantes: a diez se le impuso por el Fiscal la medida cautelar de prisión provisional dada la lesividad social de estas conductas, siendo ocupada la suma de 30 890 CUP.
Concluida la investigación penal, el proceso fue puesto por la Fiscalía a disposición de la Sala de lo Penal del Tribunal Provincial de Artemisa, imputándose a los dos custodios el delito de Cohecho, por haber aceptado la dádiva ofrecida por los restantes imputados, a cambio de incumplir con sus funciones de protección y permitir la sustracción del azúcar. A los restantes complotados se les acusa del delito de Robo con Fuerza en las Cosas y Cohecho por el ofrecimiento del dinero.
Las sanciones solicitadas se encuentran en el rango de ocho a 18 años de privación de libertad y en el caso de los custodios, además, la sanción accesoria de prohibición del ejercicio del cargo u oficio en entidad económica estatal por igual término que la sanción principal.
Sí, son tiempos difíciles, de abnegación y compromiso, a veces podemos flaquear, pero entonces hay que recordar nuestra historia y a sus héroes, a Martí, que nos enseñó la importancia del “trabajo digno, honrado e ilustrado” y a Fidel con su alerta oportuna y actuar “[…] Cuando parece que no le queda nada a un revolucionario, siempre le ha de quedar un poco de vergüenza y se puede hacer mucho con ese poco de vergüenza”.