Difícilmente exista otra comunidad en Cuba como Godínez, donde ocurre un centenar de donaciones de sangre en un solo día. Cada 13 de agosto, habitantes del poblado candelariense protagonizan la hazaña, tan admirable como las victorias deportivas que conquista una de sus hijas: Idalys Ortiz.
Ese día, desde 2016, acontece una donación masiva en recordación del natalicio de Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución cubana. “El propósito es alcanzar un número igual a la edad del Comandante. Siempre se cumple, incluso, sobrecumplimos”, asegura Daineris Pimienta Quesada, doctora en el consultorio #18 hace poco más de un año, quien habla con la seguridad y el orgullo que le confiere su condición de hija de Godínez.
Donar sangre allí no resulta exclusivo de esa fecha. La zona constituye la más destacada de Candelaria dentro del programa de donantes de sangre.
“Converso mucho con la población acerca de la importancia de este acto. Tengo 60 donantes habituales, la mayoría de los jóvenes son hijos que siguen el ejemplo de sus padres. En ocasiones, sucede que personas con familiares en estados crítico y grave han pedido auxilio a vecinos. Estar en esa situación los conmueve y los hace reflexionar”, explica.
La actitud altruista de esos compañeros se reconoce en la comunidad mediante actividades festivas, entrega de diplomas y estímulos materiales, añade.
Nibaldo Cárdenas Martínez y Rubén Álvarez Antigua, figuran entre los lugareños con más donaciones realizadas. Comenzaron en el programa con 18 años y ya casi tienen seis décadas de vida.
Nibaldo constituye un líder natural en Godínez. Delegado del Poder Popular durante trece mandatos, ha demostrado entrega y constancia en las tareas del barrio. Con el ejemplo se ha ganado el apoyo de su gente.
“Me siento privilegiado de contar con un buen médico de la familia y por vivir en una comunidad como Godínez. Sin mi barrio no lo habría logrado, todo el mérito es de ellos; yo aglutino y convenzo, pero sin mi pueblo sería imposible”.
Allí viven también Elier Blanco, Ana Luisa Márquez y Yudmila Ramos, donantes habituales. Los tres conocen la importancia de su gesto y nos hablan con la satisfacción que produce hacer el bien.
Yudmila labora en la Escuela Primaria General Lorente. Fue delegada y actualmente es presidenta de un CDR. Para ella es vital predicar con el ejemplo. “Los delegados siempre hemos trabajado juntos en las convocatorias a actividades y tareas. Unidos vamos sumando gente y logramos mayor participación”.
La escuela, centro cultural más importante de la comunidad, acoge cada 13 de agosto el maratón de donaciones. Allí se dan cita personas de Salud Pública, Comercio, Deportes…, con el objetivo de brindar diversas ofertas de bienes, servicios y recreación a los pobladores.
Godínez no es la excepción
Si bien el sitio resalta por la cantidad de donaciones que aporta, otras comunidades del municipio figuran igualmente en la avanzada del programa, como son Tabaco Rubio y Las Terrazas. Candelaria constituye un pilar en el trabajo con los donantes de sangre. En el primer trimestre de 2024, fue el único municipio artemiseño en cumplir la cifra pactada de donaciones, con 174.
“Durante tres años consecutivos hemos sobrecumplido”, asegura la doctora Elizabeth Romero Calero, vicejefa de Asistencia Médica en la localidad, quien considera posibles estos resultados gracias al alto nivel de conciencia de la población.
“Los candelarienses son solidarios, entienden que están ayudando a otros y al sistema de Salud. Además, influye el apoyo de la Administración Municipal a la tarea.

“Se estableció un mecanismo para estimular a los donantes. La Administración trata de facilitarles algún estímulo, sobre todo proteico, en correspondencia con lo disponible. Eso estuvo afectado en la última etapa, pero ya se retomó”.
Glisandra Chacón Cruz, coordinadora municipal de los CDR, alude al trabajo conjunto entre los representantes de la organización de masas en los barrios y las enfermeras y médicos de la familia, para concientizar a la población. Asimismo, señala la atención a los donantes como elemento fundamental que permite cumplir sistemáticamente la tarea.
Gratifica conocer personas capaces de un gesto tan altruista como donar voluntariamente la sangre. Cubanos comunes que marcan la diferencia en barrios, comunidades y centros laborales.
Ellos hacen recordar el precepto martiano: “Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar. Se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás».