Quien encuentre a Brayan Alejandro Delís Pérez en una calle, la escuela e incluso un dojo, quizás no sepa que puede estar delante de un ídolo a la vuelta de algunos años. De chicos como él nacen las leyendas. Basta esa determinación suya para tirar sobre el tatami a quien se interponga en sus sueños.
Ya de su tierra, de Candelaria, emergió la campeona olímpica en los Juegos de Londres 2012: Idalys Ortiz. ¡Cómo no motivarse a conquistar el planeta! Sin embargo, su mundo por ahora tiene el tamaño del archipiélago cubano: muy pronto intervendrá en los 60 Juegos Escolares Nacionales.
Precisamente, el mejor recuerdo que guarda del judo fue la presea de plata en su debut en estos certámenes.
“No pensé alcanzar tan buen resultado, pese a no ser tampoco el que yo quería. Pero era mi primera medalla a nivel nacional”.
Después de muchas horas de pelear por crecer en el deporte, una vez más tiene los Juegos Escolares en el horizonte.
“Espero y estoy dispuesto a obtener la medalla de oro, luego de todo el año entrenando”.
Brayan Alejandro tiene 17 años de edad. Comenzó en judo a los 10. Estudia en la Eide Julio Díaz, de Artemisa. Y su currículo aumenta aceleradamente, incluso se coronó campeón en el Open Panamericano de Varadero.
“Gané con mi técnica favorita de o uchi gari”. Es resultado de practicarla, perfeccionarla e incluso de combinarla con el koshi guruma.
Por supuesto, junto con las sorpresas llegan otros momentos difíciles de encarar.
“El más amargo fue en el propio Open Panamericano de Varadero, en la categoría junior, la superior a la mía (cadete), igual en la discusión del oro: perdí ante un rival que ya conocía”.
Drástica manera de aprender lo exigente del judo.
“Pero lo elegí porque en él predominan el respeto y la disciplina. Para ser un judoca de élite se necesita mucha disciplina, valor y constancia, además de confianza con tal de superar cada piedra en el camino.
“Hay una frase indispensable en mi vida: mientras más grande sea el sacrificio, más grande es la recompensa.
“Me inspira Iván Felipe Silva, el representante de la división de 90 kilogramos del equipo nacional de Cuba. Me motiva cumplir mis metas y representar a mi país como lo hice en Varadero”.
El joven judoca candelariense prefiere trabajar en Tachi waza (de pie), “aunque mi profesora me advierte que es más fácil ganar en Ne waza (en el suelo). Mis entrenadores son muy exigentes y dedicados con los objetivos de cada día.
“La práctica deportiva no solo me ha ayudado mucho físicamente, sino también me ha aportado disciplina y valor para superar los obstáculos; incluso la tensión, hasta ahora he sabido controlarla y aprovecharla a mi favor”.
¡Formidables cimientos esos para edificar el futuro! Mientras, aprovecha el tiempo libre para “descansar y así enfrentar las próximas tareas. A veces, estudio un poco y le dedico cuanto puedo a mis amistades”.
Precisamente, sus amigos lo motivan a ir por su sueño.
“Quiero ser campeón olímpico”, revela. Y seguramente no será apenas la imagen de un judoca en kimono que recibe una medalla; será el premio a cada instante de sudor y aprendizaje, de entrenamiento y dominio de nuevas técnicas, de voluntad infinita. De chicos como Brayan Alejandro nacen las leyendas.