Por estos días en que las temperaturas han estado más elevadas que de costumbre, el intenso calor resulta sofocante y salir de casa prácticamente es una proeza. La primavera se torna verano como si estuviera anunciando desde etapas tempranas su proximidad.
Y aunque hoy muchos deseemos que una leve sensación invernal nos abrace, aunque sea un poquito, otros –sobre todo los más pequeños- esperan con ansias la etapa veraniega, sinónimo de alegría, diversión, playa, paseos, reencuentros familiares….
Tras 10 meses de estudio, finalizar este período lectivo y tomarse un merecido descanso, reconforta sobremanera. De seguro, no pocos, tienen algún que otro plan bien pensado o al menos, ideado, para julio y agosto, como también han de haberlo previsto o deben estar dándole los toques finales diferentes instituciones con incidencia en este período.
Poner al alcance de todos, opciones que no solo sean variadas, sino, además, atractivas, ha de ser una de las premisas principales a seguir para la venidera etapa estival, a fin de satisfacer las necesidades e intereses de los diferentes grupos etarios, como un punto más a favor del sano esparcimiento y de un mayor provecho del tiempo libre.
No pueden los tiempos que corren, en que se intenta superar la escasez que atañe a diferentes sectores y a la sociedad en general, ser motivo o justificante para no garantizar un verano a la altura de lo demandado por lugareños y visitantes en diferentes puntos de la geografía artemiseña y más.
Mucho puede hacerse y pensarse desde la voluntad, el tesón y los deseos, sin necesitar de recursos hoy insuficientes o de gestiones que prometen más incertidumbres que certezas. Toca reinventarse, desde la cultura, el deporte, la recreación sana…, desde las opciones que también alimentan el alma y nos dejan un buen sabor, deseos de repetir, de motivar a otros a seguir una buena práctica.
Ante la bien conocida escasez de combustible y su incidencia en el transporte, llevar el verano a las comunidades, los barrios, los consejos populares, pudiera ser una de las alternativas más asequibles a la mayoría. Y aunque algunos piensen que se dice fácil y lograrlo no siempre lo es, habrá quienes no antepongan peros y, en cambio, les sobren las intenciones de hacer realidad cuanto proyecto les prepongan llevar adelante.
Cursos de verano destinados a enseñanzas de diversa índole, actividades recreativas, presentaciones de libros, talleres de distintas manifestaciones artísticas, el disfrute del campismo popular, podrían ser algunas de las posibilidades; como también lo es integrar a los actores económicos a las propuestas del verano, diversificar los servicios, incrementar ofertas al alcance de los bolsillos, sin olvidar la importancia de disponer de un plan de comunicación que acompañe las actividades e incentive el poder de convocatoria, pues nada hacemos con desgastarnos preparando espacios si falla la divulgación.
Entre las alternativas de entretenimiento, también la televisión juega un rol esencial en la conquista de un público, que puede ganar o perder, ¡así de sencillo!; de ahí la necesidad de que las propuestas sean atractivas y pensadas para todas las edades y gustos. En tanto, la radio, no debe quedarse atrás, sino hacerse partidaria de una programación variada, que difiera de la habitual.
Cómo cubrir las expectativas de la población es una tarea de cada día, lo que no podemos permitirnos es que las proyecciones para el verano 2024 se piensen a la ligera y queden en papel ante la imposibilidad de llevarlas a cabo. Garantizar el disfrute de esta etapa con opciones asequibles a la familia, es el mayor de los retos.