Aunque sus ojos ya no pueden contemplar la belleza del mundo circundante, a sus 75 años el corazón de Rafael Girón Rizo late fuerte, lleno de gratitud por el apoyo y el cariño que recibe dentro del Sistema de Atención a la Familia (SAF), en la unidad gastronómica de Alquízar.
Antes acogido por el Hogar de Ancianos de la localidad, prefirió las bondades del SAF antes que permanecer días enteros dentro de la institución, lo cual no se ajustaba a su espíritu independiente.

Refiere que la atención es buena. Reina un ambiente favorable de alegría y comprensión entre asistenciados y trabajadores. Allí tienen asegurado diariamente, él y otros 65 compañeros, el servicio de almuerzo y comida por un precio que no supera los 26 pesos. Asimismo, la variedad y calidad del menú, está casi siempre por encima de las posibilidades de muchos hogares.
Su caso es similar al de muchos adultos mayores, personas aquejadas de algún tipo de limitación física o que no cuentan con ingresos mínimos suficientes, ni con familiares que los atiendan, y encuentran en los SAF un refugio seguro donde se han integrado las instituciones de Salud, los trabajadores sociales y las direcciones de Trabajo y Seguridad Social.
En la provincia existen 70 unidades de este tipo, donde atienden a 1 461 asistenciados. Para su funcionamiento con suficiencia y calidad, intervienen las empresas de Comercio, las administraciones municipales, entidades productivas, instituciones y organismos que de alguna manera puedan aportar a las necesidades de alimentación de esas personas.
Sensibilidad más allá de nuestras fronteras
Arnaldo Rodríguez Acosta, especialista de Gastronomía en la Empresa Provincial de Comercio, con casi 50 años de trabajo en el sector, explicó que “no siempre está en los límites de la provincia, ni siquiera en el país, el apoyo material imprescindible para dar servicio en dichos establecimientos”.
Bienvenido entonces el donativo proveniente de la República Popular China, que por estos días recibieron los SAF del territorio, compuesto por un módulo con vasos, platos hondos y llanos, tazones para caldo, así como transportadores isotérmicos, para trasladar los alimentos hacia el hogar.

La otra parte del módulo consta de jarras, cantinas, cacerolas con tapas y cubos de 15 litros que permiten agilizar y asegurar la elaboración, conservación y entrega de alimentos.
“Esta donación es de valor incalculable. Desde hace más de cinco años no se hacía una entrega de equipos o insumos para las cocinas de los SAF. Ahora se humaniza el trabajo del personal encargado de elaborar, servir y conservar los alimentos. Además, la vajilla de los SAF es escasa, de cerámica y se encuentra dañada en su mayoría, factor que ha incidido en que estas personas opten por no consumir las ofertas en dicho espacio y prefieran llevarla a su casa”.
Un mejor servicio es posible
De las ventajas que trae este donativo para el trabajo del SAF dan fe trabajadores y administrativos. Vladimir Madruga Veguería, director adjunto de la Empresa Filial Municipal Comercio Mariel y Yuraldi Morales Castillo, trabajador del SAF El Guarina, en Artemisa, coinciden en el criterio de que con este módulo se facilita el servicio y es una manera más de propiciar que las personas consuman los alimentos en la unidad, tradición que se perdió durante la Covid-19, cuando les llevaban la comida a las casas.
Explicó Morales Castillo que hace varios años a estas unidades se le entregaron ollas arroceras y reinas, las cuales ayudaban mucho en la cocción. Esos equipos se han deteriorado y ahora los cocinan todo con gas, cuya asignación resulta insuficiente para trabajar todos los días.

Como alternativa utilizan el carbón, pero no en todos los lugares puede emplearse debido a las características e infraestructura constructiva de los establecimientos.
A un tema tan importante como el de la higiene de los alimentos se refirieron otros administrativos. Alberto Tena Suárez, al frente del SAF El Resplandor, en Mariel, explicó que “ha sido de mucha aceptación este donativo, pues favorece la prestación de un mejor servicio. Además, este tipo de material -acero inoxidable- es duradero y contribuye a mantener la higiene, mucho más que la vajilla de cerámica”.
Hace un año que Ronald Prieto Torres se desempeña como jefe de brigada del SAF de Alquízar. Alude que “en su establecimiento aún cocinan con las ollas donadas hace varios años, pero que no ha sido fácil lidiar con la escasez y el desabastecimiento”.
Sin embargo, reconoce que no hay cabida para la chapucería y la falta de sensibilidad, “menos, aquí, donde diariamente lidiamos con personas en situación de desventaja. “Son muy necesarias las gestiones del Gobierno en el territorio para llevar la transformación al interior de estas unidades gastronómicas, por eso exhibimos un local rejuvenecido. A esto se suma que la nueva vajilla es de metal, más adecuada a la manipulación, por personas generalmente ancianas o con alguna limitación física. La porcelana se rompía con mucha facilidad”, comentó.
Añadió que “las soperas del módulo donado por China son isotérmicas, fabricadas con un diseño que guarda el calor y no lo trasmite, por lo cual pueden sostenerlas sin quemarse. También en la cocina, ahora con tres cazuelas nuevas, de un material más fino, se acortan los tiempos de cocción de los alimentos, lo que representa un ahorro de gas o carbón”.
En este mismo establecimiento, Juana Deilys Montes Mompié, con más de 20 años de experiencia en las cocinas del sistema, reconoce que tienen mejores condiciones para garantizar el servicio en tiempo. “La cacerola isotérmica, incluso nos permite guardar el alimento varias horas sin perder la temperatura adecuada. Ahora, los asistenciados reciben siempre su comida caliente y pueden mantenerla así en los transportadores, lo cual contribuye a que la consuman en mejor estado de conservación”.
No solo de pan vive el hombre….
Para el caso del SAF, es imprescindible la integración de organismos, instituciones, actores económicos y unidades productivas que puedan contribuir a la garantía de un menú variado, en el que no falte la oferta de desayuno, además de almuerzo y comida, con postres y proteínas incluidas, las que no siempre pueden obtenerse por la vía de la Empresa Mayorista de Comercio y tampoco todas las unidades de SAF tienen la posibilidad de hacer compras a entidades mediante las facilidades que brinda la Resolución 28.
Pero no se trata nada más que del menú. El hecho de que los asistenciados quieran consumir los alimentos en su casa, no es directamente proporcional a la carencia de vajillas en el SAF o porque deseen comer con tranquilidad.

Con seguridad cambian de idea si los colectivos laborales se presentan en el SAF con algunas iniciativas, se les sitúa un televisor y ventiladores, se les asignan juegos de mesa, se presentan allí glorias deportivas, combatientes, artistas aficionados o se les brindan ofertas de lecturas por parte de librerías y bibliotecas en horario de almuerzo.
No podemos perder de vista que Cuba es un país con una población que tiende a valores más altos de envejecimiento y en los próximos años se incrementará el número de personas mayores de 60 años. Muchas de ellas –podríamos ser nosotros- con problemas familiares, dificultades de salud, bajos ingresos y dependientes de una asistencia social de la que demandaremos la mejor atención.
Por DANIEL SUÁREZ RODRÍGUEZ, YUSMARY ROMERO CRUZ Y GISELLE VICHOT CASTILLO