No huyo de un reto porque tenga miedo; al contrario, corro hacia el reto, porque la única forma de escapar del miedo es arrollarlo con tus pies, decía la mítica gimnasta rumana Nadia Comaneci, la que alcanzó la perfección con siete dieces en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976.
Y esa filosofía la ha seguido muy bien Simone Biles. La gimnasta más laureada de todos los tiempos (ya sea entre las damas o entre los hombres), la estadounidense de 27 años, ganadora de 37 medallas entre Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales, debió arrollar sus propios demonios.
Tras su polémica retirada de Tokio 2020, cuando explicó que sufría de “twisties”, un bloqueo mental capaz de hacerle perder la sensación de espacio mientras está en el aire, regresó por todo lo alto en el Mundial de Amberes 2023.
Si dos años atrás la presión sicológica pudo afectarla, Biles se desquitó a lo grande. No solo reinó en la viga, los ejercicios en el suelo, como máxima acumuladora y en la lid por equipos, sino que sorprendió con la inédita ejecución en competencia del Yurchenko doble carpado, el salto con más alto grado de dificultad en el código de puntuación de la gimnasia artística para mujeres.
De hecho, ese movimiento, que ejecutan contados gimnastas masculinos, fue bautizado como Biles II. Cinco llevan ya su apellido en el código de puntuación, casi todos entre los más difíciles para la mujer: dos en ejercicios de suelo, otro par en salto y uno en barra de equilibrio.
Expertos advierten que su dominio es fruto de una maestría absoluta en los fundamentos de la gimnasia: con su pequeña estatura de 1,42 centímetros, increíble capacidad atlética, potencia y bajo centro de gravedad, está hecha para ser la gimnasta definitiva.
Ha permanecido como nadie durante una década en la cima, con un dominio tan notorio y semejante grado de dificultad. Ahora tiene vía libre para alcanzar en París cuanto hubiera ganado sin duda alguna en Tokio.
Quizás haya sido inspirada, como tantas otras, por la Comaneci, cuando explicó: “Si trabajo en un determinado movimiento constantemente, al final no parecerá arriesgado para mí. La idea es que parezca peligroso a mis oponentes, no para mí. El trabajo arduo lo ha hecho fácil”.