Entre el canto de tocororos, el paisaje majestuoso de la Sierra del Rosario y el amor por la conservación de los recursos naturales, se realizó el Primer Encuentro Nacional de la Red de jóvenes de Reservas de Biosferas, a fin de compartir ideas, proyectos, conocimientos, experiencias y buenas prácticas.
Temas diversos ocuparon la jornada inaugural, como la necesidad de empoderarse de todas las herramientas y derechos, desde gozar de un medio ambiente sano hasta una visibilidad superior a los productos que emergen de estos sitios, y la necesidad de potenciar el recurso tierra como proveedor de alimentos, ingresos y sostenibilidad.
Conferencias y debates, charla y toma de acuerdos, actividades culturales, visitas a la cascada y el Orquidiario de Soroa, a la finca agroecológica La Caléndula y la comunidad Las Terrazas, conforman el programa que se extiende hasta el próximo viernes 19.
Por si no bastara, 50 estudiantes del plantel República Oriental del Uruguay, ubicado en la comunidad, irrumpieron en aquel paraje como parte de una acampada prevista en su escuela de verano, y mostraron sus conocimientos sobre la fauna endémica y la importancia de las aves como controladores ecológicos.
En las Reservas de Biosfera, la naturaleza y la cultura se entrelazan de forma armoniosa. La más occidental de ellas, primera declarada en este archipiélago, el 15 de febrero de 1985 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), resultó el escenario ideal para esta cita primigenia.
De modo que un grupo de jóvenes estrechó sus lazos, y compartió —desde las redes, con toda Iberoamérica— lo útil de unir las tecnologías de la información y las comunicaciones… y el manejo adecuado de los recursos naturales.
La Doctora en Ciencias Maritza García García, presidenta de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) y del comité MaB cubano (Programa sobre El Hombre y la Biosfera, en inglés), elogió la oportunidad de intercambio con la nueva generación que representa a las Reservas de Biosfera de todo el país.
“Viajaron de ‘mochileros’, con empeño, desde Santiago de Cuba hasta la Sierra del Rosario: entienden su misión de dar continuidad a la obra iniciada por los primeros jóvenes que comenzaron a interactuar en Cuba y en el exterior, a través del programa sobre El Hombre y la Biosfera”.
“En cada reserva organizábamos actividades de educación ambiental, pero no había sinergia entre todos los jóvenes; entonces, surgió la idea de aglutinarnos, conocernos y compartir experiencias”, reveló el geólogo Víctor Gutiérrez Gómez, activista de la Red.
“Ahora trazaremos una línea base y un plan de acción que refuerce la motivación a investigar y mejorar la calidad de vida dentro de estos espacios naturales. No será solo proteger el medio ambiente, sino también superarnos, crecer como seres humanos y como investigadores. Queremos inspirar a estos 80 jóvenes; trabajar juntos para construir un futuro sostenible en armonía con la naturaleza”.
