El 12 de enero de 2023, el Grupo Empresarial Artemisa dio vida a su decimoquinta empresa, la Empresa Provincial de Producciones Varias (EMPROVA), cuyo surgimiento enfatizó la responsabilidad de la reciente estructura sobre dos programas esenciales del Gobierno cubano: la Producción Local y Venta de Materiales de la Construcción y la Atención a las Personas en Situaciones de Discapacidad.
Con el primero, heredaban una serie de deudas y dificultadas asociadas esencialmente a las severas limitaciones que impone el déficit de acero y cemento a la construcción de viviendas en la provincia; mientras que, con el segundo, adquirían el compromiso de continuar en la búsqueda de nuevas oportunidades de empleo y salario para las personas discapacitadas.
¡Quijotesca misión! Máxime en un escenario permeado por la escasez de recursos, la desmotivación de algunos y la incredulidad de otros. Pero a poco más de un año de la fundación, los números demostraban que sí es posible luchar contra los molinos de viento. Mientras esta joven empresa continúa batiéndose con la autogestión, la creatividad, el empeño, la innovación, la eficiencia y el desarrollo.
Oportunidad para todos
La Empresa tiene 11 módulos de producción local, uno en cada municipio, siete talleres de artículos varios y ocho de discapacitados, como comúnmente se les conoce. En total son 26 centros con un plan de producción y uno de ventas, sin distinciones, explica Yosvanny Barrios Gallardo, director general.
“En los últimos tiempos ha sido posible establecer el pago por resultados. Ubíquense, en una persona con discapacidad en un taller como el de Bahía Honda ingresando hasta 13 000 pesos por concepto de salario.
“Justamente, este taller al norte del territorio, a pesar de estar lejos y ser muy pequeño, es uno de los más emprendedores. “A estos muchachos los puedes encontrar en el centro del pueblo, incluso hasta en San Cristóbal, vendiendo ellos mismos sus producciones a las mesitas de los cuentapropistas de la localidad. Una actitud rara para un trabajador convencional, pero ellos sí valoran esa máxima de mientras más vendo, más cobro”.
Barrios Gallardo comenta que hace cinco años, Artemisa fue la única provincia del país que no tuvo interrupciones en estos talleres. Desde la dirección de la otrora Unidad Empresarial de Base Artículos Varios se le propuso a Finanzas y Precios, y a otras instancias, la posibilidad de hacer aquí procesos productivos.
“¿En qué nos basamos? La empresa compra los rollos de manguera y este personal es el encargado de estirarlo, picarlos en tramos de 10 metros (m) y hacer mazos de 10 tiras. Así le añaden valor a un proceso terminado. Ganan más salario y el cliente obtiene una mercancía de acuerdo a sus necesidades.
“Asimismo, hay otras empresas, sobre todo las del plástico, que no tienen cómo dar terminado a sus productos. A veces la mercancía viene fea, con rebarbas, y aquí ellos aprovechan y hacen trabajo de lijado, lo preparan, lo empacan… y eso también es un proceso productivo”.

Esos talleres especiales son mayormente conocidos por su trabajo con el cartón. Elaboran sobres de diferentes dimensiones, files, cajitas de cumpleaños, tarjetas de firma, libretas de notas…
Justamente con los ojos pegados al pliego de cartón coincidimos, en el Taller de Discapacitados Victoria de Angola, de Güira de Melena, con Lázaro Rodríguez Valdés. Un jovencito sordomudo, cuyas limitaciones sensoriales no pudieron apartarlo del trabajo, cuando su edad así lo dispuso. Hacía menos de una hora había salido a almorzar y ya se encontraba de regreso. No en balde el resto de los trabajadores aseguran que es “el cortador más largo”.
Esta vez, junto al jovencito, se encontraba también Rider Rodríguez Lobaina. A simple vista notamos atisbos de su carácter introvertido. Pero una vez colocaron en su mano la lija y los platos de plástico, no tuvo tiempo para la conversación.
Ambos son protagonistas de esta parte de la realidad cubana enfocada a la inclusión social y económica de personas con determinadas limitaciones. Desde la máxima dirección de EMPROVA garantizan la gestión de las materias primas necesarias para que el trabajo no se detenga aquí. Incluso es posible divisar el enfoque proactivo orientado al mejoramiento continuo de estos centros.
Moldear la arcilla y hallar la solución
A tono con las exigencias del país, frente al déficit de cemento, en la EMPROVA también intencionan el trabajo con la arcilla, desde los 11 Módulos de Producción Local de Materiales de la Construcción que posee el territorio.
En la actualidad, pactaron el compromiso de hacer un horno por municipio para la cocción del ladrillo como una alternativa viable al bloque de hormigón.
Barrios Gallardo puntualizó que localidades como Güira de Melena y Alquízar, ya están listas para cocinar la arcilla y preparar el terreno para la fabricación de otros cuatra hornos. El resto avanza rápidamente.
Según ejemplificó Frank de la Nuez Rodríguez, administrador del módulo güireño, estos hornitos deben quemar hasta 1 000 ladrillos en días alternos. Mientras que un módulo básico de vivienda (25 metros cuadrados) necesita 1 860 ladrillos.

Pero aquí no solo se contentan con la elaboración de este un único renglón a partir del barro, sino que apuestan por la fabricación de rasillas y tuberías sanitarias como ya hace el Jardín, módulo insignia de la provincia, ubicado en el municipio cabecera.
Asimismo, desde la dirección general planean ir más allá. La inclusión de la alfarería como una actividad noble y potencialmente lucrativa, en la cual pueden involucrar a las personas con discapacidad y nutrirlas de habilidades en este campo, hoy les ocupa el pensamiento.
“Con respecto, al uso de la arcilla, lo que interrumpe la secuencia productiva es la falta de equipamiento para explotar esas canteras”, reconoció Barrios Gallardo. Aunque desde el GEA los han apoyado a partir de la creación de alianzas con otras empresas del grupo, como Comunales.
Por otra parte, la transportación de la arcilla la garantizan con los camiones de la empresa destinados al desplazamiento de los áridos. Se necesitan unas 20 toneladas (t) de barro para producir unos 78 000 ladrillos.
El Jardín logra esta cifra mensualmente con tres hornos chiquitos y uno de 4 000 ladrillos. Si se reproduce este cálculo por municipio, cuando cada uno tenga sus cinco hornos, igualará la producción del módulo insignia de la provincia.
Este año EMPROVA debe tributar 1,2 millones de ladrillos destinados a la construcción de células básicas, una cifra que pueden alcanzar fácilmente.

Proyecciones y crecimiento
En el pasado, por concepto de producción local de materiales de la construcción solo se hacían cinco renglones. En 2023 alcanzaron 75 y este año buscan alcanzar los 120. Las cuentas evidencian utilidad durante el último año y en este han vendido hasta 15 millones de pesos mensuales.
Entre los retos, planean venderle directamente a los subsidiados, lo cual supone beneficios para ambas partes. En primer lugar, les abaratará los costos a los beneficiados, al eliminar de la cadena a intermediarios como Comercio; y segundo, eliminará de un plumazo las molestas deudas.
Sin dudas la nueva empresa da pasos sólidos y representa una oportunidad para todos. En su quehacer ha demostrado que es posible superar desafíos y alcanzar el éxito mediante el esfuerzo conjunto y, sobre todo, la valoración del potencial de cada individuo.