Si le cuento que en 2023 se estimó una pérdida de ¡2,6 millones de libras de arroz! en los campos artemiseños, quizás no me crea. La cifra espanta, pero es lo calculado a razón de un rendimiento promedio de tres toneladas por hectárea (ha.), si tenemos en cuenta que se dejaron de cosechar 400. La matemática no falla, decía mi abuela. Esta es casi de bodega, muy básica.
Sirve, en especial, para alertarnos sobre un fenómeno que no es exclusivo de la provincia, lo cual tampoco puede convertirlo en algo normal. Cerrar la brecha depende del buen estado técnico de las máquinas cosechadoras, del afán de sus trabajadores, del acceso al agua…, entre otras variables.
Con las manos en la obra encontramos a electricistas, mecánicos y soldadores en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Maquinaria y Servicios Técnicos, ubicada en el Consejo Popular Corojal, en el municipio cabecera. José Francisco Rodríguez León, especialista de la actividad en la Empresa Agroindustrial de Granos José Martí, explicó que la reparación de los equipos comenzó en enero y se extenderá hasta mayo, e incluye labores de chapistería, cambio de rodamientos y otros procederes, para asumir siete meses de cosecha del cereal.

“También la mayoría de los tráiler se encuentran fuera de servicio. Dependen de la importación de cámaras, a través de un trabajador por cuenta propia. Además, trazamos la estrategia de incorporar camiones a la recolección, cuyo comienzo se estima a partir del 15 de mayo”.
Mientras conversábamos, una brigada de mantenimiento del secadero de Majana, perteneciente a esta UEB, trabajaba en la reparación de dos zorretes o remolques de diferentes dimensiones. Para la recuperación de estos tráiler-plancha se aprovecharán vigas de la antigua nave de la planta de arroz precocido de San Cristóbal, una de las tantas innovaciones llevadas a cabo todos los días en el centro, afirma Rodríguez León.
“Los mecánicos del taller son los propios operadores de combinadas. Usamos nuestro personal para evitar pagos innecesarios a otra empresa”. Precisamente a Jesús Valdés Pita, operador mecánico de una cosechadora Kubota, lo encontramos ocupado en rescatar los codos del elevador de los granos sucios y limpios, a partir de la adaptación del diferencial de un tractor New Holand.

De acuerdo con José Francisco, fue difícil hallar los piñones adecuados, pero se logró un significativo ahorro al país, en materia de importación de piezas. “Ni hablar de la compra de una nueva, con un valor de 37 000 dólares en el mercado mundial”, apuntó.
José Francisco precisó que los equipos se recibieron mediante el proyecto de colaboración Cuba-Vietnam. “Las piezas de repuesto se solicitaron hace un año; sin embargo, no podemos esperar su llegada. El objetivo es echarlas a andar lo antes posible e incrementar así el rendimiento del arroz”.
Cooperar, hasta 2025
Silvio Ramos Carpio, coordinador del Proyecto de Colaboración Cuba- Vietnam y jefe de producción de la UEB Corojal, subrayó que, a través de esa iniciativa “hemos recibido fertilizantes, herbicidas, equipamiento agrícola que incluye tractores, combinadas, una máquina sembradora de bandeja, tres trasplantadoras, así como una autopropulsada para la fumigación.
“Las áreas del proyecto se han ubicado en las fincas de 14 productores de Artemisa, Candelaria y San Cristóbal. La colaboración con Vietnam se extendió hasta 2025 y persigue varios objetivos, entre ellos la producción de semilla básica, registrada, C1 y C2, -esta última se siembra para vender a la población-, además de elevar los rendimientos y el extensionismo agrario”.
Serían innumerables los beneficios. Por ejemplo, comprobamos en el campo el método de trasplantación, que de acuerdo con el anegador Celso Cintado Durán, contribuye a un ahorro considerable de semilla, en comparación con la siembra directa.
¿Qué hace falta para sembrar más?
El jefe de producción de la UEB Corojal, dijo a el artemiseño que poseen un plan de 134 ha. en frío (de noviembre a febrero), y 205 en primavera (a partir de marzo). Las primeras se lograron en su totalidad y los cultivos mantienen buen comportamiento agrotécnico, pese a la escasez de fertilizantes, herbicidas y combustibles.
Asimismo, la poca disponibilidad de agua es el principal obstáculo para incrementar áreas en ambas campañas. A tal fin se preparan los documentos para presentar, por Proyecto de Desarrollo Local la ejecución de un trasvase desde la presa La Turbera, un embalse con más de dos décadas sin explotar.
Según Ana Ibis Rodríguez Villalonga, directora de la Empresa Agroindustrial de Granos José Martí, “tenemos comprados casi todos los recursos de esta inversión. En la UEB existen más de 400 ha. vacías debido a la falta de agua, cuando hoy tienen el desafío de autoabastecerse de cultivos varios y proteínas, además de brindar el servicio a la comunidad aledaña”.
Bonifacio Pérez Oceguera, director de la UEB Corojal, manifestó el interés de su colectivo de incursionar en la siembra de cultivos de ciclo corto y ampliar el número de especies en el módulo pecuario. Un centenar de trabajadores lo necesita lo antes posible.
En cuanto a la Empresa, “no se cumple la presente campaña de más de 225 ha., por falta de combustible. En próximos días el gobierno del territorio debe priorizar la asignación para la actividad. Asimismo, un incentivo a este propósito será la entrada al país de diez cosechadoras a partir del 1 de julio, con las cuales podríamos llegarle, incluso, al arroz popular”.
Hasta la fecha también resultan esquivos los fertilizantes; sin embargo, “ofrecemos una gama de bioproductos, asequibles a nuestro campesinos. Pero lo primero que garantiza una mejor cosecha es una buena preparación de suelos. Eso evita la presencia de hierbas”.
Al reflexionar con la directiva sobre la pérdida inexplicable de ha. del cereal, refirió entre las causas una mala planificación de las plantaciones, que debieran hacerse escalonadas. “Ahora nos concentramos en orientar a los productores en ese sentido, para evitar los picos de cosecha”.
Y bien que se necesita mayor organización en el cultivo y acopio del arroz, ese alimento que no puede faltar en la mesa, porque tal parece que no comimos. Si varios municipios como San Cristóbal y Candelaria van camino hacia el autoabastecimiento, ¿por qué el resto no?; ¿habrá que esperar muchos años más, antes de la puesta en marcha de una inversión tan importante como el trasvase de La Turbera? Esperemos que no y el arroz se nos haga más económico, más asequible a todos los bolsillos. No hay fórmula mágica para lograrlo, solo el trabajo, la innovación y la garantía de su cosecha oportuna.