No solo constituyen motivo de preocupación y ocupación constantes los primeros cuidados, esos que durante las etapas iniciales le brinda cada familia a sus pequeños, en quienes se centra todo el amor y la energía del hogar; igual que sucede en los años por venir, a tal punto que, ya grandes, siguen siendo los niños de casa, pues como muchos afirman nunca se termina con la hermosa misión de ser padres.
Pero, ¿cómo proporcionar los cuidados y atenciones necesarias cuando concluye la licencia de maternidad o paternidad (según sea el caso)? es una interrogante que genera más de una noche de desvelo para aquellos padres que deben retomar las rutinas laborales y no tienen algún familiar o persona de confianza que pueda atender al pequeño, e incluso para quienes prefieren ocuparse por sí mismos del tema y brindarles una educación oportuna a sus hijos desde edades tempranas, a fin de fomentar su desarrollo y generar vínculos que serán cruciales en lo adelante.
Entonces, viene a ser el círculo infantil un aliciente para muchas familias, aun cuando la demanda supere las capacidades existentes, y hay a quienes no les quede más opción que buscar otras alternativas, distantes incluso del alcance de ese bolsillo que debe también suplir otras necesidades.
No obstante, si bien la situación puede tornarse compleja en algunos hogares, durante más de seis décadas los círculos infantiles han sido un espacio de una relevancia vital, favoreciendo la integración de las mujeres a la sociedad y desempeñando un importante rol en la formación de sus hijos.
Y es que no solo se trata de cuidar, también de educar. Es sorprendente el conocimiento que los niños adquieren en estos centros mediante el trabajo en diferentes áreas de desarrollo y, no es menos cierto que, muchas veces, al ingresar a la enseñanza primaria se perciben diferencias entre quienes provienen de un centro de este tipo y aquellos que no tuvieron esa posibilidad o sus padres escogieron otra variante.
Hace 63 años, el10 de abril de 1961, abrían sus puertas los tres primeros círculos infantiles en Cuba, justo en La Habana. Tenía que ser precisamente una fémina con la sensibilidad y la empatía de Vilma Espín, quien impulsara una idea de tal magnitud, en apoyo al líder histórico de la Revolución. Y como era de esperarse, a esta tarea se vinculó sobremanera la Federación de Mujeres Cubanas.
Desde entonces, el quehacer ha sido constante. Como es de suponerse, no todo es perfecto, obviamente. Acompañar el crecimiento sano y feliz de los infantes, es una responsabilidad social que ha de asumirse desde el compromiso, con total entrega y abnegación. Sensibilidad, vocación, ingenio, creatividad, paciencia… han de prevalecer en cada una de las educadoras, quienes contribuyen con su labor diaria al proceso de aprendizaje de los pequeños, ya sean hábitos, habilidades o conocimientos, los cuales se tornan esenciales para el tránsito hacia la educación primaria.
Desde esos espacios que favorecen el desarrollo sano y armónico de los infantes, se traslada a la vida familiar las costumbres y hábitos, tanto higiénicos como educativos de la institución y, de esta forma, ¿por qué no?, también se ayuda a los padres a conocer y orientar mejor a sus hijos.
El fin es lograr el desarrollo integral de los niños desde edades tempranas, y en ese sentido están encaminados los esfuerzos, sobre la base, además, de potenciar la preparación de un personal altamente calificado.
Nuestra provincia cuenta con 49 círculos infantiles, que disponen de una capacidad total de 5 363. Al cierre de febrero del 2024, quedaban pendientes 85 solicitudes de ingreso a estos centros.
Una vez aprobada la Resolución 58/2021 del Ministerio de Educación que “establece las regulaciones para la apertura y funcionamiento de casitas infantiles en empresas, unidades presupuestadas, cooperativas agropecuarias y no agropecuarias, empresas mixtas, organizaciones políticas, sociales o de masas”, se vislumbró un nuevo camino a seguir para complementar el ya existente.
Como resultado, Artemisa dispone hasta el momento de cinco instituciones de este tipo, las cuales están llamadas a seguir creciendo.
Ser apoyo y sostén para cada familia desde la comprensión y el cariño, es, esencialmente, una obra de infinito amor, una inmensa obra humana.