Abría sus puertas la Facultad de Comunicación (FCOM) de la Universidad de La Habana, para dialogar acerca de las especialidades que allí encuentran cobija: Ciencias de la Información, Comunicación Social y Periodismo.
Pero dos de sus más jóvenes estudiantes —artemiseños además— decidieron venir a “casa”, alejarse casi 60 kilómetros de los aires citadinos, del Malecón de la capital y el bullicio del Vedado, y regresar junto a los pasillos, las aulas, los pizarrones, y sobre todo los profes que un día les ayudaron a dar los primeros pasos de una carrera, más que de velocidad de resistencia.
Ella, Saylis Mena, y él, Yasiel Hernández, son graduados de bachiller en los institutos preuniversitarios Eduardo García Lavandero, en Artemisa, y Mártires de Guajaibón, en Bahía Honda, respectivamente.
Ambos en segundo año de Periodismo, ya conocen algo del “mejor oficio del mundo”, según el Premio Nobel de Literatura y amigo de Cuba, Gabriel García Márquez.
Y junto a los noveles reporteros, el artemiseño, diario digital y semanario impreso que les acompaña desde la distancia, firme e incondicionalmente, fue parte de su jornada de formación vocacional, esa en la cual su Facultad abría las puertas, y ellos su corazón.
¿Qué desean estudiar?, fue la primera pregunta frente a un alumnado de onceno grado, un nivel en el que al menos la mayoría muestra inclinación por una u otra profesión.
Entre las escasas respuestas solo un estudiante dijo querer ser periodista; entre algunos —muy pocos también—, que se inclinan por ser médicos e informáticos; el resto de las profesiones en un futuro no tan lejano, no tienen cabida entre estos chicos, con la edad ideal para pensar cómo ser útiles, con el pensamiento vocación-profesión.
Ese día, junto a Sailis y Yasiel, les hablamos del oficio, la manera de llegarle, las exigencias de las asignaturas, los mecanismos de formación, las motivaciones, los encantos y retos de la prensa cubana; esos que cada 14 de marzo revivimos para juntar y amar con la pasión de la verdad.
Son tiempos difíciles para enamorar, no hay dudas que las circunstancias, no tan coyunturales, ponen a los periodistas, muchas veces contra la pared; pero también significa un inmenso orgullo ser parte del gremio que escribe de su tiempo.
Fue así como les adentramos en el diarismo de un periodista, les hablamos de agenda e historias detrás de hazañas y problemas, deshaciendo entuertos, pero también dignificando la obra de quienes sudan la camisa, y están amando a este país con sus sombras y luces.
Un auditorio inexperto escuchaba y reía con las anécdotas de Joel Mayor, por más de tres décadas dedicado a reportar, incluso desde el lejano Haití. Donde sea necesario. Incluso para nosotros fue una jornada especial. Dairis Brito, graduada de Ciencias de la Información en FCOM y fundadora de el artemiseño, les contó sobre lo importante de las estadísticas para adoptar decisiones, de lo útil de recopilar información y poner ciencia al mundo circundante.
Era un universo desconocido para muchos, lo más preocupante, a nuestra opinión, fue que en poco tiempo tuvieran diez opciones a plasmar en una boleta. El futuro a un paso, la decisión más importante de sus vidas para seguir caminando después.
Detrás de la primera pregunta, vinieron otras interesantes; y entonces, más que estar frente a alumnos de onceno, podíamos imaginar a los comunicadores de la Fábrica de Cemento, los activistas de las redes sociales de la nueva pequeña empresa panadería-dulcería, a los presentadores del noticiero de radio o los periodistas que nos sucederán contando historias, informando, recreando, siendo útiles con la palabra y la profesión, desde el artemiseño.
Las puertas abiertas tienen un inmenso valor humano, tiene un compromiso social, pero es sobre
todo una gran responsabilidad. Los círculos de interés de mi tiempo, hace más de una treintena de años, me dejaron claro que ni médico, ni policía; ni laboratorista ni agricultora; tal vez maestra, bibliotecaria o psicóloga. Sin embargo, la vocación unió muchos cabos sueltos en los años de juventud, para encontrar en el periodismo una ciencia que ayuda al ser humano, le hace la vida más fácil, logra educar, aportar valores, encauzar destinos, es empático al situarte en el lugar de los demás, te motiva, pues conoces seres increíbles, que hasta puedes sacar del anonimato y eres capaz de hacer un punto desconocido de tu geografía, tan popular como el parque de la ciudad.
También desde el periodismo puedes ser crítico, poner el dedo en la llaga, la cámara frente al basurero de la esquina, denunciar el problema con la reventa de artículos, el busto de Martí olvidado, la desaliñada vidriera, los altos precios del transporte, o ese auto con chapa estatal que nunca da “botella”.
Entonces, ese día junto a los chicos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, nuestro periódico ayudó a entender de qué va lo de juntar y amar, la convicción de Martí al fundar Patria 162 años atrás, justo con la pasión de la verdad, sin olvidar la esencia de esta profesión tan sublime, ante un nuevo amanecer la certeza de estar firmes y convencidos de dar el primer paso