A las primeras nociones sobre Viet Nam y al afecto por su pueblo, llegué – como muchos niños cubanos – a través de la lectura de Un paseo por la tierra de los anamitas, texto fabuloso publicado en el cuarto número de la Edad de Oro. Sus páginas son una descripción magistral que nos dejó Martí sobre la gente noble y heroica del país asiático que luchó, desde las primeras décadas de la era cristiana, y hasta los años 70 del siglo pasado contra el dominio de cinco imperios y emergió siempre victorioso.
Fue solo a partir del triunfo de la Revolución que la solidaridad y las relaciones oficiales con Viet Nam pasaron de la simpatía y la admiración a un primer plano en nuestra política exterior.
Fuimos la primera nación del hemisferio occidental que estableció relaciones diplomáticas con esa hermana nación, los primeros en facilitar estudios de idioma Español a sus jóvenes, los primeros en enviar un embajador a su Frente de Liberación Nacional y Fidel fue el único Jefe de Estado que se atrevió a visitar las zonas liberadas de Viet Nam del Sur en septiembre de 1973, demostrando que por aquel pueblo estábamos dispuestos –como hoy- a dar nuestra propia sangre.
En el mes de abril del año 2023 se colocó una piedra más en el puente de relaciones de amistad que se tiende entre ambos países, cuando la provincia de Binh Dougn recibió la visita de cuatro artemiseños: el Gobernador de la provincia junto a los directores de Desarrollo Territorial, del Grupo Empresarial de la Agricultura y el de Comercio Exterior. Con el propósito de consolidar la cooperación se firmó en aquel marco una carta de intención y se refuerzan los vínculos con el cumplimiento de los compromisos contraídos.
Gracias al empeño de ambas partes, se avanza en las negociaciones de la Fábrica de Piensos de San Cristóbal, operada por vietnamitas, con productores y empresas del territorio. Se firmó un contrato de intercambio comercial entre una empresa de aquel país, por el que llegarán a Cuba diez cosechadoras de arroz, tecnologías para la agricultura y fertilizantes; mientras que la mipyme estatal La Güireña exportará viandas, hortalizas, frutas y productos elaborados. Asimismo, CAISA, en Guanajay, ensamblará motos y triciclos eléctricos, cuyas partes y piezas provienen de Viet Nam.
Y como no tienen fronteras las relaciones entre dos naciones indómitas y solidarias, se concibe que estudien medicina en Artemisa jóvenes de aquel país y que allí trabaje una brigada médica de galenos cubanos. A esto se suma el proyecto para el cultivo de maíz en Cuba con semillas, insumos y tecnologías vietnamitas.
Estas y otras alianzas darán continuidad a lazos de amistad entre Binh Dougn y Artemisa, provincias lejanas en la geografía y bien cercanas en el cariño. Que no en vano la primera canción de la Nueva Trova dedicada a Viet Nam fue obra de un artemiseño, Silvio Rodríguez, llevando al pentagrama el heroísmo de los que allá –como en Cuba- no reniegan nuca de la libertad: “…madre, en tu día, tus muchachos barren minas en Haiphong”.