La historia de Jónathan Javiqué Makasaga, un adolescente de San Cristóbal, muestra uno de los escenarios donde golpean y duelen más las carencias, aunque juntos, el niño, la familia y la escuela, se sobreponen para vencer a diario las adversidades.
Llegamos una mañana a su casa y le encontramos en clases con su maestra.
– Tócalo bien, le dice ella- y no demoró en obtener una respuesta.
– Es un billete de 20 pesos, de Camilo Cienfuegos.
Le reconoció de inmediato su respuesta acertada: – Muy bien, Camilo es el mártir de la Revolución que identifica al billete de 20 pesos- indaga un poco más y Jónathan agrega que se trata del Señor de la Vanguardia. Luego vuelve a preguntar: -¿Sabes alguna poesía dedicada a él? – Y el declamador comienza a recitar:
Camilo Cienfuegos, coraje y valor / te fuiste al monte a luchar con honor. / Hoy grita tu pueblo, con el corazón: / ¡Que viva Camilo y la Revolución!
Sin ánimos de interrumpir, da gusto presenciar las estampas de la lección de la profesora, Anisley Alfonso Felipe, maestra ambulatoria de la escuela 8 de Octubre, comprometida con su pupilo.
“Tiene 12 años y es un adolescente con discapacidad múltiple: visual e intelectual. Por sus características requiere atención ambulatoria. Lo atiendo desde que comenzó el curso en septiembre. Trabajamos con él diferentes actividades como la orientación y movilidad, la preparación para la vida diaria, porque es un alumno que por sus padecimientos no pudo recibir el proceso de la lectoescritura, y tiene además una parálisis cerebral infantil (PCI)”.
Para él, un niño ciego, con discapacidad intelectual y muchas patologías derivadas de un parto complejo, la vida va más allá de obstáculos que pueden separar sus manos del camino.

La maestra Anisley desarrolla actividades de preparación para la vida diaria / Foto: Romario Iglesia Duque
Una y otra vez Jónathan y su abuela Verónica mencionan nombres de médicos como el doctor Salinas y el doctor Palmero, del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez. Estos y otros especialistas han sido claves con cada tratamiento y cirugía, aunque no todo lo que necesita depende de la voluntad de estos bueno profesionales.
El niño comenta de forma constante sus travesuras junto a los médicos, y a juzgar por lo que cuenta, lo han asumido ya como familia o un amigo muy peculiar. Y es que parece realmente fácil querer a Jónathan.
Verónica, la abuela, asegura emocionada: “Tenemos mucho que agradecerle a esos médicos, por lo que son y lo que han hecho por el niño. Los llamo a veces a las 10 de la noche con una preocupación y a cualquier hora ellos me cogen el teléfono y son amables.”
Pero hay necesidades en la vida de Jónathan que van más allá de la atención y el cariño. La maestra Anisley señala algunas: “Para facilitar la enseñanza a niños con estas discapacidades necesitamos medios tiflotécnicos, muy costosos. El país no tiene los recursos para obtenerlos debido a prioridades más serias y urgentes. La calidad del aprendizaje sería mayor si contáramos pantallas táctiles, diferentes tipos de bastón como los bastones blandos, los plegables, los electrónicos”.
Hace una pausa, lo mira y continúa: “Además de estos recursos, a causa de las enfermedades que padece, también toma muchos medicamentos que están escasos o no entran al país. Esto provoca que en ocasiones no podemos trabajar con él porque no se siente bien, manifiesta de diferentes formas sus estados de ánimo y es imposible a veces cuando no está compensado, o no tiene los medicamentos. Tiene muchas operaciones en la cabeza y válvulas pasadas por todo el cuerpo”.


Juntos, el niño, la familia y la escuela, se sobreponen para vencer a diario las adversidades / Foto: Romario Iglesia Duque
La familia, la televisión y la atención de la escuela, motivan los aprendizajes de un niño especial y carismático que busca también el intercambio. Con una picardía inocente se anima a decir: “Se cayó Juan, se cayó por no bajarse del tejado, por porfiado. Ese es Juan, no soy yo, no soy igual que él” y luego ríe prolongadamente.
Su abuela convida a preguntarle nombres de presidentes de diversos países y él empieza a mencionar muchísimos y lo hace además por regiones geográficas. También dice conocer a locutores y periodistas de los medios nacionales y algunos meteorólogos aparecen en su conversación. Son nombres de personas que admira desde casa.
Camina por el patio, reconoce el sonido del pito de la maestra, aprende a esquivar barreras y obstáculos, comparte con su hermanita menor, identifica las plantas por la textura y forma de las hojas, habla todo el tiempo, hace bromas y vuelve a reír siempre que puede.
A las adversidades que su condición le impone, se unen las económicas que enfrentamos a diario todos los cubanos, el bloqueo lo priva de medios y recursos, pero no le anula la capacidad de superarse, aprender y amar, de mil maneras.
