A nadie como a ellos los ha retado la vida. Y nadie les iguala en eso de desafiar sus límites. Precisamente por estos días enfrentaron una nueva prueba: la IX edición de los Juegos del Movimiento de Olimpiadas Especiales a nivel provincial, en la Eide Julio Díaz González.
Representaciones de Mariel, Caimito, Guanajay, San Antonio de los Baños, Alquízar, San Cristóbal y Artemisa, contendieron en atletismo, béisbol 5, gimnasia rítmica, levantamiento de pesas y bádminton.
De estas competencias emergerá la delegación que nos representará en el evento nacional, del 3 al 7 de abril, con sede principal en el IPVCE Mártires de Humboldt 7, de San Antonio de los Baños, señaló Nelson Vargas Benítez, metodólogo que atiende el desarrollo de las Olimpiadas Especiales en el territorio.
“La provincia siempre ha obtenido resultados meritorios. Contamos con muy buenos atletas; algunos han participado incluso en lides internacionales, como el velocista Orlando Rodríguez Díaz, campeón en las Olimpiadas Especiales de Los Ángeles, Estados Unidos, en 2015”.
Organizar estos certámenes no solo permite cumplir la máxima de que la práctica deportiva es un derecho humano, y la garantía de los medios adecuados para que las personas con discapacidad no se sientan excluidas en cuanto a sus posibilidades como deportistas. Es mucho más.
El deporte les mejora la autoestima, debido a los retos que vencen en las diferentes disciplinas, y al comprobar que su discapacidad no les impide alcanzar triunfos. Les motiva a superar las dificultades cotidianas.
Mediante la práctica deportiva ocupan el tiempo libre, acrecientan su independencia y hallan solución a las actividades de la vida diaria. A la par, cumplir reglas de entrenamiento y competencia, también favorece comportamientos más sociables.
Ya sea el atletismo, gimnasia, levantamiento de pesas u otro, les propicia mayor socialización, liberar tensiones, controlar el exceso de energía y alcanzar un conveniente equilibrio emocional.
Por si no bastara, así las personas con discapacidad mantienen, desarrollan y mejoran su condición física, pues se retrasa la pérdida muscular ocasionada por el obligado sedentarismo. También previenen deformidades y vicios posturales, originados por la adaptación a prótesis e instrumentos de asistencia y apoyo.
Estos eventos, principalmente los Juegos Paralímpicos, se erigen en hecho social, cultural y deportivo para reivindicar la igualdad, el entendimiento, el amor y la integración, no la compasión, pues demuestran a todos el poder de un espíritu capaz de desafiar cualquier límite.
Todo comenzó cuando Ludwig Guttmann, un neurólogo judío nacido en Alemania y exiliado en Gran Bretaña, introdujo el deporte como recurso para la rehabilitación de tantos que quedaron con discapacidades, tras la II Guerra Mundial. Gracias a su empeño, Roma celebró en 1960 los I Juegos Paralímpicos.