No crean que el rival esté muerto mientras lo vean respirar. Lo dijo el gran Yogi Berra en su controvertida frase de “esto no se acaba hasta que se acaba”. Y bien lo advirtió Yulieski González, el director de los aguerridos Cazadores de Artemisa, en esta serie triunfa el que gane cuatro juegos, y eso no ha ocurrido aún. Raymond Figueredo quiere regresar al box… y volver a ganar, mientras Yunieski García ha hecho todo por lanzar, ¡y está listo! Que nadie cante gloria hasta el fin de la victoria, reza un viejo refrán.
Si un equipo merece confianza infinita es el de estos muchachos. Sobran pruebas. Hoy mismo comenzaron debajo en el marcador desde el segundo innning, pero empataron justo en la parte baja de esa entrada. ¿Cómo? Con el cuadrangular 360 de Frederich Cepeda, ese grande que no renuncia a defender su camiseta, pese a un esguince.
Así quiere pichar el diestro Yunieski García, quien ha acelerado su recuperación, se ha infiltrado y arde en deseos por contribuir al triunfo, como lo estaba haciendo cuando se viró el pie. De igual manera lo han hecho otros durante la II Liga Élite del Béisbol Cubano.
Cualquiera pensará que vivir en esta tierra me hace pecar de optimista. Pero eso me ha servido también para atestiguar el espíritu de esta tropa: son salmones que nadan siempre contra la corriente, contra pronósticos, favoritismos y pizarras adversas.
No pudieron vencer en el quinto partido, tan importante, (¿cuál no lo ha sido?). Pero, luego de apenas cuatro jits en todo el juego y ya en el noveno capítulo, cuando nadie creía sino en un final de uno, dos y tres… los Cazadores llenaron las bases y sacaron un susto a los Cocodrilos.
Tampoco anotaron y el desafío concluyó 6-1; más, quedó la advertencia de no subestimarlos jamás. Las estadísticas aluden a que, en más del 60% de las veces, los ganadores del quinto choque se imponen en el play off. Y ahí está la respuesta categórica de Yulieski. Ni los numeritos hablan del 100%, ni los yumurinos pueden blasonar de un triunfo que no han conseguido.
Si Raymond y Yunieski cierran las fauces a los Cocodrilos, ni el oráculo de Delfos puede predecir quién conquista un endemoniado séptimo juego. ¡Yo confío en mis Cazadores hasta el final!


































Fotos: Otoniel Márquez Beltrán