“Dicen que quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija. Y yo, siendo muy joven, me pegué al árbol de Valentín Puentes. Me enseñó muchísimo, gracia a él descubrí la guitarra de concierto y eso contribuyó a mi formación y mi carrera”, cuenta Pancho Amat, uno de los hijos más ilustres de la cultura artemiseña y quien fuera uno de los primeros alumnos del maestro Puentes.
“A Valentín siempre hay que escucharlo porque es esencia y melodía. Un gran pedagogo. Y por suerte para mí, puedo decir que es mi familia”, dice emocionado el Cabildo del Son quien llegó, junto al guitarrista Abel Acosta, de sorpresa al espacio que cada mes tiene Valentín con sus Nuevas Liras.
Celebrar el 80 cumpleaños de Valentín era el motivo principal para retomar la peña habitual en el lobby del Cine Juárez, pero a quien ha tenido grandes alumnos y amigos no le faltan las gratas sorpresas.
Unir sus ya consagradas cuerdas, a las de los jóvenes alumnos de Valentín, rememorar anécdotas de antaño y acompañar a quien ha dedicado más de 50 años a la noble tarea de enseñar cómo nace un guitarrista habla del cariño que le profesan a este hombre que más allá de un maestro se convierte en familia para cada alumno.
“Las manos en la guitarra me las puso bien puestas. Después uno se perfecciona, amplía los conocimientos, pero quien me puso las manos en la guitarra fue Valentín. Yo tenía clases solo dos veces por semana, pero el cariño que recibía allí me hacía ir diario a casa de Valentín y María. Me enseñó, además, el valor humano de la vida, la solidaridad. Él estaba en todas: en la música y en las notas de la docencia escolar”, confiesa Abel Acosta, músico artemiseño e integrante del primer conjunto de guitarras que tuviera Valentín en 1978.
A la peña asistieron, además, algunos invitados canadienses que han compartido escenario con Valentín y de quienes ha recibido un infinito cariño en cada visita a ese país, personas que se han enamorado tanto de Cuba y sus músicos que han aportado materiales para luthiers cubanos destinados a la creación de instrumentos para las escuelas de arte.
Cumplir 80, no detiene a quien aún le queda mucho por hacer. Por eso a María, su compañera de toda la vida, le siguen brillando los ojos en cada ensayo y melodía, a las cuales -de vez en mes- se suma.
“A mis ocho décadas estoy feliz. Tengo unos hijos que me llenan de orgullo, alumnos que son mi familia y amigos entrañables. Hoy Pacho y Abelito me han hecho el honor de venir a festejarme, y saberlos siendo grandes de la música cubana me llena de satisfacción porque revela la lección aprendida”, comentó el maestro Puentes casi con una lágrima asomada en los ojos.
Una tarde de celebración, pero también un homenaje oportuno a quien ha servido de ejemplo y guía para varias generaciones de guitarristas y treseros cubanos; un reconocimiento a quien ha sacado melodía de guitarras de Artemisa para el mundo.