El periodismo traduce
la vida. Cuenta los hechos.
Inflama a veces los pechos
y sentimientos produce.
El periodismo conduce,
funda, corrige y orienta.
El periodismo alimenta
en nuestros pechos la fe
solo cuando el pueblo ve
verdad en lo que se cuenta.
El periodismo es reflejo
de la idea, de la acción
y no se ve una nación
si está empañado su espejo.
El ejercicio es complejo
y la verdad es la vía.
La prensa debe ser guía
esquivando en su existencia
triunfalismo, complacencia,
panfleto y apología.
Cuba debe ser contada
en su imperfecta grandeza:
Su luz, su ejemplar proeza,
su resistencia probada.
El periodismo es espada
con ascendencia mambisa
y es esa firme divisa
de verdad y de progreso
la que lleva hasta el Congreso
la joven voz de Artemisa.