A pocas cocineras actuales les seduce el aroma del carbón. Lo repelen en los fogones y buscan métodos más ágiles, en aras del tiempo. Pero casi siempre se sacrifica un poco de calidad, eso lo comprendió pronto Raúl Lías Cuesta, el administrador de la mediana empresa Pico Real, en Bahía Honda, inspirado en el ejemplo de su mamá y su abuela.
De Holguín llegó al poblado de San Diego de Núñez. Parecía incómodo a su paso por varias provincias, hasta conocer esta comunidad, donde comenzó en 2019 un Proyecto de Desarrollo Local para la producción de vinos, pulpas, salsas y otras conservas de forma artesanal, empeñado en llevar sus productos hasta la cima de la calidad, como el Pico Real del Turquino.



En el momento de nuestra visita envasaban vino de miel, procedente de la UEB Beneficiadora / Fotos: Otoniel Márquez Beltrán
“Primero nos asociamos a los campesinos de la CCS Hipólito García. Acopiábamos frutas, hortalizas y otros alimentos, hasta el surgimiento de nuestra entidad el 19 de noviembre de 2021”.
La pequeña nave de los inicios se agigantó. Ya se aprecian casas de cultivo para la obtención de pepino, ají, lechuga…, que en su mayoría terminan envasados. Cuenta Raúl que la matriz de cocción es el carbón vegetal, “por su aporte de sabor. Así confeccionamos nuestro producto líder: la salsa Pico, ideal en arroces y carnes, a base de miel, vinagre, romero, albahaca…, especias cultivadas en nuestras tierras”.
Recetas como esta provienen de la tradición familiar, asegura Raúl. Entretanto, manos laboriosas extienden la jornada hasta las 1 000 unidades diarias de conservas, que crecen en el poblado con el tesón de otro grupo de trabajadores instalados en la minindustria La pureza, en un local de la Delegación Municipal de la Agricultura.
Sabor de identidad
Ana Ibis Millán Martínez no se limita a vender en el punto de venta de la cabecera. Sabe explicar al cliente las propiedades de sus mercancías. En los estantes se exhiben adobo, vinagre, encurtidos, vino de ciruela, de algarrobo; salsa condimentada, jalea de guayaba, membrillo de mango, entre otros alimentos. Además, venden condimentos, refrescos y jugos naturales, junto al servicio de pizzería, frituras de harina y maíz.
El administrador explica que la instalación estaba paralizada, de ahí la firma de un contrato de Administración Cooperada con la empresa estatal, “que comercializa parte de nuestras producciones y nos suministra algunas materias primas”.
Al indagar con Ismaray Romagosa Pérez, la jefa de producción, supimos que pueden elaborar hasta 8 marmitas diarias, o una tonelada por turno de trabajo.
La “fruta podrida” sigue siendo el envase, cuyos precios aumentan como la espuma, asegura Raúl, quien ideó entonces una red de compra de materias primas a la población, de unas 60 000 botellas. Y de acuerdo con Romagosa Pérez, “las higienizamos en la planta para reutilizarlas”.
¿Émulos de Villaverde?
Tal vez se propusieron ser tan famosos como Cecilia Valdés, obra maestra de Cirilo Villaverde, natural de San Diego de Núñez, o los reten los casi 2 000 metros de altura del Turquino. Lo cierto es que surten bodegas del municipio, comercializan en cooperativas agropecuarias o no, se expandieron a un Proyecto de Desarrollo Local en la comunidad Las 40 y salen en un camión a vender en los barrios.
“Tenemos contrato con Educación y Salud Pública; apoyamos al Sistema de Atención a la Familia y queremos tocar puertas en el Morrillo y Harlem, todo con tal de perfeccionar nuestra red de comercio, incluso hacia la montaña”.
Fuera del municipio, por intermedio de la corporación Cimex, están presentes en Artemisa y otras localidades; las empresas de Comercio y la Cadena del Pan multiplican sus ofertas en Guanajay, Güira de Melena, San Antonio de los Baños y Mariel, mientras llegan a acuerdo con la de San Cristóbal.
Raúl lleva lo suyo a mercados habaneros, la Zona Especial de Desarrollo Mariel y tantos otros destinos. Cuando la lista parece agotada, entonces devela el sueño de abrir en marzo próximo una planta de conformados cárnicos, a partir de encadenamientos.
Lo que empezó de manera tímida, hoy crece a ritmo de sacrificio, junto al esfuerzo de su hermano Miguel Raúl Lías Pupo. Pico Real cuenta con la exquisitez de una treintena de trabajadores que sazonan lo cotidiano y dejan un sello de preferencia en el consumidor.


El procesamiento de frutas es fuente de empleo para las féminas en San Diego de Núñez / Foto: Otoniel Márquez