La vida de Wilian Roger Ordaz Masón está intrínsecamente ligada al poblado sancristobalense de Mango Jobo. El apellido materno da nombre a un conocido callejón de esos predios, donde vivieron sus antecesores. La figura de veterano, advierte que debe ser testigo de mucho de lo acontecido allí.
Entre los hechos más significativos resalta la edificación de una central eléctrica. “Comenzamos el emplazamiento en noviembre de 2004, con la participación de brigadas de varias empresas del municipio y el apoyo de los CDR y demás organizaciones de masas, para las labores de recogida de escombros, limpieza y organización”, recuerda.
Wilian dirigió la construcción de la obra que materializaba una de las ideas de la Revolución Energética, concebida por Fidel Castro y emprendida en Cuba en esa época. En pocos meses -el 22 de febrero- quedó inaugurada una batería de 16 grupos electrógenos MTU Serie 4000, tecnología alemana Mercedes Benz, con capacidad de generación de casi 30 megawatts hora (MWh).
Grupos electrógenos en Cuba y Artemisa
La utilización de grupos electrógenos en el país surgió como alternativa durante la crisis energética sufrida en 2004, debido al estado técnico de las termoeléctricas y su insuficiente capacidad de generación para cubrir la demanda. Entre las medidas adoptadas como parte de la Revolución Energética, estuvo la importación e instalación de estos equipos más eficientes y seguros, ubicados en distintos sitios de la geografía nacional.
Ellos pueden funcionar de dos maneras: conectados al Sistema Eléctroenergético Nacional (SEN), para solucionar déficits de potencia y contingencias; o aislados, con el fin de brindar servicio a lugares específicos en caso de emergencia.
Artemisa cuenta con 11 centrales eléctricas de este tipo: tres constituyen baterías (compuestas por mayor cantidad de grupos) y nueve son aislados. Existen de tecnología Mercedes Benz, Wascor y Scania, están situados en diversos puntos del territorio y todos consumen combustible diésel especial.
“Estos grupos, todos sincronizados al SEN, ayudan significativamente a cubrir el déficit en los horarios pico de la demanda. La provincia entrega de forma estable una potencia promedio diaria de 32 MWh, con algunas variaciones por averías que ocurren y se resuelven”, afirma Yurineldy Gainza Romero, director de la Empresa de Grupos Electrógenos y Servicios Eléctricos (Geysel), en Artemisa.
Esta cifra resulta ligeramente superior a lo que podía generar solo la central de Mango Jobo inicialmente, todavía hoy la más grande de la provincia en cuanto a cantidad de motores y potencia instalada. Con los años, el uso indiscriminado de los equipos en ocasiones y la falta de financiamiento destinado a la adquisición de piezas de repuesto y materiales de mantenimiento, han reducido el número de motores disponibles.
“Se concibieron para funcionar en los horarios pico -generalmente en tres momentos del día- y aliviar así el déficit de generación eléctrica producido en esas horas; pero frecuentemente trabajan más tiempo debido a las dificultades en la generación base (termoeléctricas) del país”, explica José Juan Ávila Mojena, supervisor de Grupos Electrógenos de Emergencia en San Cristóbal, quien además es Técnico en Explotación de Centrales Eléctricas.
Asimismo, las piezas de repuesto se han encarecido en todas partes del mundo. “Con lo que cuesta la reparación de un motor hoy, antes se compraba un grupo nuevo prácticamente”, asegura Ordaz Masón, director en la central de Mango Jobo.
“De los 34 motores MTU Serie 4000, 11 esperan reparaciones capitales y 23 están operativos. De estos últimos, solo siete trabajan en régimen continuo sin dificultades, y 16 operan bajo régimen limitado, por estar a término de los mantenimientos capitales. En cuanto a los cinco Serie 2000, únicamente funciona el de la Escuela Latinoamericana de Medicina, los demás están pendientes de reparaciones”, precisa el director de Geysel.
Indisponibles se encuentran también los 30 motores Wascor, tecnología española, ubicados en el municipio de Artemisa. “Se desinstalan, por su obsolescencia, y se cubrirán con MTU”.


La batería de Masón
Aunque su potencia no es la misma de antaño, la central de Masón constituye todavía un puntal en la generación eléctrica del territorio.
“Allí tenemos cinco grupos nuevos, otros rebasaron el tiempo de vida útil indicado por el fabricante, pero trabajan bien. De los que están fuera, algunos motores necesitan reparación capital, y otros, media, asegura Efraín Herrera Ferrer, especialista eléctrico de la UEB Geysel Artemisa.
La batería genera a partir de la solicitud del Despacho Provincial de Carga. “Los más nuevos trabajan más continuo, los demás los usamos menos para protegerlos, porque son grupos próximos a cumplir la fecha de sus mantenimientos capitales. Claro, eso depende de la necesidad de generación que tenga el SEN. Ha sido la estrategia de la Empresa y el Despacho para alargar su vida útil”, explica Wilian.
Los grupos que funcionan de manera casi permanente se apagan cada 18 horas para serviciarlos de aceite. Gran parte de la vitalidad de esta y otras centrales se debe a la innovación y voluntad de solucionar roturas de los miembros de las brigadas de mantenimiento y trabajadores, en general. Ellos tratan de recuperar las piezas y aprovecharlas al máximo.
“Se modificaron unos radiadores de Wascor, de los grupos de Artemisa, para poderlos usar en los nuestros que son tecnología MTU. Gracias a eso, se logró poner tres motores en funcionamiento”, ejemplifica Wilian.
“No solo radiadores, también algunas partes del sistema eléctrico, así se han resuelto problemas en otros lugares, incluso fuera de la provincia”, añade Efraín. Él realizó modificaciones al eje del generador averiado de uno de los motores de Mango Jobo, logró recuperarlo y funciona hoy.
Al momento de nuestra visita a esa central, operarios realizaban el mantenimiento a uno de los grupos. “Este es el correspondiente a las 500 horas de trabajo: consiste en cambiar los aceites, los filtros, revisar el estado técnico del generador, el panel de la automática y el motor.
“Está indicado otro mantenimiento a las 1 000 horas, en el cual se interviene el motor, se calibran sus válvulas, entre otras cuestiones”, expone Eutimio Ferrer Mojena, jefe de central Artemisa, quien ahora forma parte de la dirección en Mango Jobo.
También encontramos a los mecánicos José Raúl Capote, Mario Arrebato y José Miguel Capote. Laboraban en el cambio de los dos aeroventiladores de uno de los grupos.
Grupos electrógenos/ termoeléctricas
Aunque los grupos electrógenos contribuyen a aliviar la sobrecarga de las termoeléctricas, no han podido cumplir con más efectividad esa función debido a las causas antes expuestas y también a la escasez de combustible.
La disponibilidad del diésel con que operan estos grupos en particular, resulta cada vez más difícil al país; así como la del fuel oil con que trabajan las termoeléctricas y otros grupos que conforman la generación base del SEN.
Algunos se preguntan si resultará factible económicamente mantener activos estos grupos, consumidores de un combustible más costoso. Sobre esa interrogante reflexiona Eutimio Ferrer, el jefe de central.
“¿Cuánto cuesta y demora una reparación y un montaje de una termoeléctrica? Sin embargo, el montaje de un grupo electrógeno es mucho más rápido y económico. Tenemos otras ventajas sobre la termo: arrancamos en un minuto y consumimos mucho menos combustible en ese proceso; por otro lado, mientras la termo necesita horas para desconectarse del SEN, el grupo sale en cinco minutos”.
Obviamente, no se trata de desechar una u otra alternativa, sino de barajar con inteligencia las opciones posibles para sortear de la mejor manera la difícil situación energética de Cuba hoy. En ese empeño labora mucha gente como Wilian, el de Masón. Cubanos que también sufren los cortes de electricidad, saben la importancia de su trabajo y se entregan a él.
“¿Quién me va a hacer cuento de lo que es un apagón, si cuando nací en este barrio solo existían 14 casas con electricidad y yo tuve en 1973 0 1974, cuando electrificaron Mango Jobo completo? Entonces fue una fiesta. Ahora tenemos una situación difícil; hay que paliarla. A veces estoy en mi casa sin corriente, mientras a poca distancia están nuestros grupos, generando. Entonces pienso: bueno, no importa, otro cubano la está disfrutando”.