Solo el carné de identidad delata su llegada al mundo en la capital de todos los cubanos. Abelardo Cuní Hernández se autodefine como un “guajiro, porque mi infancia la pasé en el campo, por la zona de Cayajabos, hasta que me casé y fui para Guanajay”.
Sin embargo, su decisión de asentarse en la Atenas de Occidente no le desvinculó de su tierra natal; menos de una institución cardinal en su vida: el banco. Este ha sido su único centro laboral, desde que se graduó de técnico medio en Planificación de la Economía en el Instituto Politécnico Amistad Cuba-Jamaica y se incorporó a la sucursal artemiseña del Banco Nacional de Cuba en febrero de 1985.
Por esa razón, Cuní, como casi todos lo conocen, es fundador del Banco de Crédito y Comercio (Bandec), cuyo origen data del 12 de noviembre de 1997, a partir de la restructuración del sector en Cuba, que también originó la creación del Banco Central en mayo del propio año.
Comenzó al principio como auxiliar de Contabilidad, aunque la política de aquella época era emplear sobre todo mujeres. “Creo que le simpaticé a la funcionaria del Ministerio del Trabajo (sonríe). Tuvo en cuenta un accidente que sufrí en una falange mientras estudiaba, y decidió colocarme en esa plaza”. Así fue rotando por diversos puestos, hasta convertirse en jefe del Departamento de Efectivo de la sucursal 2281, desde 2003 hasta marzo del presente año, cuando se trasladó a la Dirección Provincial de Bandec en el cargo de jefe de Departamento de Logística y Aseguramiento.
Ostentar durante dos décadas tan alta responsabilidad habla de concentración, disciplina y sentido de pertenencia, “ya que respondía por todo el dinero que se manejaba, el que se colocaba en los cajeros, incluso los fines de semana, el que entraba por la ventanilla…
“El secreto del éxito es no violar ninguna de las medidas de control interno, predicar con el ejemplo, velar por la legalidad de cuanta transferencia se realiza por caja, tanto los cobros de cheques, como el pago a entidades, más aún en esta sucursal, considerada por varios auditores como una de las de mayor volumen de operaciones en el país.
“Esto se debe a que, excepto en Mayabeque y Artemisa, el resto de las provincias posee más de un banco en su municipio cabecera”. Se trata de una realidad palpable, tras el incremento de los servicios en Bandec, que pasó de atender solo al sistema empresarial, campesino y cooperativo, a realizar transacciones de personas naturales y operaciones de entidades de carácter territorial.
Asimismo, “tenemos más cajeros de línea, en el caso de la sucursal de Artemisa, lo cual atrae mayor número de clientes.
El también licenciado en Contabilidad y Finanzas apunta como el principal reto para asumir las transformaciones, “la preparación y estabilidad de los trabajadores, junto a la necesidad de modernizar las tecnologías. Eso evitará las esperas interminables de la población.
“El mayor reconocimiento para los bancarios es que se aprecie nuestra competencia, respeto y honradez. Casi 40 años de labor y sigo “enganchado” a esos valores compartidos con la banca revolucionaria”.